Este 20 de septiembre se cumplen 102 años de servicio a la Patria del Tercio de Extranjeros, momento idóneo para recordar uno de sus más heroicos episodios. Aquella proeza que realizó el cabo Suceso Terrero junto a sus quince legionarios en la falda del Monte Gurugú allá por el 15 de septiembre de 1921, en plena Guerra del Rift. 

Así pues, nuestra historia comienza con los truenos de guerra en el Protectorado del Rift, allí, a la sombra del Gurugú y rodeado por un alambrada de espino se erigía un blocao construido a base de sacos de tierra y madera. El día estaba en calma, de la misma forma que lo había estado la noche anterior, por lo que las tropas que en ese lugar se estacionaban comenzaron su relevo. Fue entonces cuando los centenares de tropas rifeñas estacionadas en las lomas del monte, viendo desprotegido el bastión, iniciaron su ataque a base de plomo y metralla. Pronto los regulares se vieron sobrepasados en número y con muy escaso armamento, por lo que pidieron rápidamente ayuda a Melilla por medio del telégrafo, ya que si los rifeños tomaban dicha posición, sería cuestión de días que cayera en sus manos Melilla. Con las terribles noticias en boca del mando en Melilla, muchos oficiales y tenientes estaban deseosos de intervenir, pero el caudillaje militar desautorizó cualquier actividad regular. Fue entonces cuando de entre el caos surgió la figura del cabo Suceso Terrero, quien seleccionado junto a otros quince legionarios con escasas cargas familiares, acudiría al rescate del blocao. Estos hombres, conscientes de que iban rumbo a una muerte casi segura, antes de marchar rumbo al Gurugú escribieron cartas de despedidas a sus familiares y amigos, para pronto ir al encuentro con su novia eterna, la Muerte. Fueron recibidos a la llegada del blocao con ametralladoras y granadas enemigas, pero pese a todo resistieron gallardamente. Poco a poco fueron sucumbiendo en combate los hombres de Terrero y los pocos regulares que quedaban adentro, fue entonces cuando al caer la noche y ya sin municiones, todos sabían su final. Pese a ello, lograron aguantar algunas horas más solo con ayuda de sus bayonetas y al grito y vítor de arriba España a pleno pulmón, como así arengó hasta su último aliento Terrero. No mucho más tarde de intentar por todos los medios posibles pedir ayuda a los puestos de avanzada españoles que existían cerca de allí, y con el empleo de piezas de artillería por parte de los rifeños, el blocao se vino abajo. Fue entonces cuando finalmente tomaron posesión del bastión los insurgentes y pasaron a cuchillo a todos los supervivientes, cortándoles sus partes nobles y metiéndoselas en la boca de cada defensor. 

No obstante, esto no sería una dramática derrota, puesto que gracias a su resistencia pronto llegarían tropas de refresco desde diferentes puntos del protectorado que lograrían disuadir a los rebeldes y hacerse con el control de la zona. Por lo que gracias a la valentía de dichos aguerridos legionarios, Melilla estaba a salvo de haber sufrido una masacre de proporciones inimaginables por parte de los siempre temidos rifeños, y todavía hoy es parte de España. A lo que sumado a un futuro desembarco de tropas franco-españolas en la zona del blocao, darían como resultado el fin de la Guerra del Rift. Desde entonces ese blocao de sangre y honor, es conocido como el Blocao de la Muerte. 

• Lorenzo Camps Puigredon 
• Juan Vicente Cardona 
• José Toledano Rodríguez 
• Manuel Duarte Sosa 
• Ernesto Mirallés Borrás 
• Gumersindo Rodríguez 
• Juan Amorós Lenix 
• Francisco López Velázquez 
• Enrique García Rodríguez 
• Ángel Lorinz Berber 
• Francisco López Hernández 
• Rafael Martínez Rodenas 
• José Fuentes Valera 
• Félix de las Ajeras Alba 
• Antonio Martínez Villar 
• Suceso Terrero López 

Gracias por casaros con la Muerte. 

Juan José Fernández Doctor

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