Juan Antonio Montes Varas – Credo Chile

Ernesto Che Guevara fracasó en su intento de transformar a Bolivia en “dos, tres… o muchos Vietnam” por dos razones muy simples. La primera, que no contó con el apoyo de la población que quería utilizar como “masa de manobra”; la segunda, que tenía delante de sí a un gobierno que no transaba con el terrorismo.

Ambas circunstancias hicieron que apenas una treintena de guerrilleros fueran vencidos junto a su cabecilla y este último ajusticiado en la localidad de Higuerillas un 9 de octubre, hace exactamente 55 años atrás. Sólo cinco elementos del grupo subversivo consiguieron huir a Chile y fueron detenido por Carabineros en el Norte. 

Así terminó la amenaza de transformar a América Latina en “dos, tres… o muchos Vietnam”. 

¿Ocurrirá lo mismo con las acciones subversivas de la Coordinadora Arauco Malleco (CAM), sumadas a la Resistencia Ancestral Mapuche (RAM), que opera del otro lado de los Andes?

Si consideramos los factores que llevaron al “Che” a su derrota, o sea, la falta de apoyo popular por parte de quienes él se decía “liberador”, el pronóstico para estos movimientos terroristas disfrazados de mapuches, es similar. 

El impresionante rechazo al proyecto de la convención Constituyente por parte de la población de la Araucanía, fue realmente apabullador: 73,69%. La Araucanía fue la segunda región con más votos del «Rechazo» a nivel nacional.

Si se considera que la propuesta constitucional proponía medidas de soberanía y territorialidad a los pueblos mapuches, muy similar a las reivindicaciones de la CAM, quiere decir entonces que al menos un 74% rechaza esas propuestas. A lo que se debe sumar los que no sólo repudian las propuestas, sino también los medios violentos de imponerlas. 

Así, fácilmente se llegaría a un porcentaje superior al 90% de los habitantes de la Araucanía que los rechaza.

Sin embargo, hay un factor que hace temer que la subversión promovida por estas organizaciones terroristas no termine en el desastre de Guevara. Y este es la apatía con que los Gobiernos de Chile y Argentina están tratando a los subversivos de la CAM y la RAM. 

El gobierno de Boric, no busca sino los medios para poder favorecer o indultar a quienes promueven esas acciones. La Gendarmería les concede -obviamente por presión gubernamental- presidios de lujo para quienes no dan muestras de ningún arrepentimiento y los jueces, por su parte, descartan las pruebas presentadas por la Fiscalía para condenar a los procesados. 

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De este modo el terrorismo, de este lado de la cordillera se encuentra, muy al contrario de lo que ocurrió con Guevara, fortalecido y desafiante. 

Por el lado argentino, la RAM parece todavía mucho más insipiente. No obstante, varias autoridades expresan su preocupación, pues una vez que ella no sería sino una filial de la rama chilena, ésta puede traspasarle lo modos de acción que protagonizan a este lado de los Andes. 

 Por su parte el diputado Mauricio Ojeda sostuvo que «hace muchos años que el conflicto de violencia que vivemos en el sur de Chile tiene ribetes internacionales y de organización criminal. Todo esto comenzó cuando los miembros de la CAM viajaron a Colombia a recibir entrenamiento de las Fuerzas Armadas colombianas (FARC)”.

Así las cosas, la suma de las acciones terroristas, y la falta de represión seria por parte de los gobiernos de Chile, Argentina y Colombia, podrá alcanzar lo que para el Che no pasó sino de una utopía. Transformar a nuestros países en “dos, tres… o muchos Vietnam”.

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