Ante esta alarmante realidad colombiana de corrupción y de extrema violencia, solo le resta al gobierno asumir con el peso de su responsabilidad su gestión humanitaria, para construir una identidad o pertenencia nacional ,ya que estos flagelos sociales no le pertenecen a nadie, pero si se han convertido en un componente determinante de la comunidad , que como seres sociales que son ,está claro que deben sentirse parte de un colectivo social que ayuda subir la autoestima, al sentirse reconocidos por sus gobernados ,ya que el sentido de pertenencia social se puede hacer presente de diversas maneras: debiendo sentirse parte de su nación o simplemente admirador en conjunto con la ciudadanía .

Todos nuestros gobernantes, construyen de acuerdo a todas las necesidades sociales con proyectos estratégicos para cambiar la vida social de sus gobernados ,sin embargo al termino de sus mandatos ,los planes solo quedaron con buenas intenciones, sin ejecuciones y sin cumplimiento de los compromisos adquiridos, conforme a estos males, se puede decir de muchos proyectos que quedaron en discurso en sus campañas políticas para sus elecciones, que hicieron una avalancha de promesas ,sin cumplimiento .
Los gobernantes responsables son aquellos que hablan y actúan con la voz del pueblo, vocablo que aleja el olvido para dar paso a la solidaridad y la justicia, para saber gobernar con espíritu democrático, que es saber escuchar al otro, y no dividirlo.
Hay que tener muy en cuenta, que los colombianos tenemos actualmente un sentido de vida que habrá que mirarse a la luz del desmoronamiento ético y moral, originando que muchos seres humanos desconocen opciones de sentido de vida, reinando para el hombre de hoy, una crisis de valores, como la corrupción, unos cambios de reglas sociales, políticas de credos, que carcomen los estamentos públicos y privados, que desvían los derechos humanos, laborales y pensionales.

Los gobernantes deben eliminar la caridad, la limosna, la dadiva que conllevan a empobrecer y convertir la vida de sus gobernados a una filosofía de compasión y miseria, haciendo de sus vidas una mediocridad. Cuando el pueblo no cree en sus instituciones, ni en las ideologías partidistas, se abre con rebeldía hacia las acciones radicales haciendo usos de mecanismos legales como las manifestaciones, paros y protestas, siendo estas acciones la respuesta del pueblo al estado y a su decidía sobre cuando se interroga acerca de sus desenfrenos, presuntamente desconociendo hechos criminales.
Ante estos rumbos equivocados de los gobiernos de turno que generan violencia, inseguridad y corrupción, deben con responsabilidad con principio y valor, ejercer el sentido de pertenencia como signo de transformación ciudadana, dejando que la naturaleza actué hacia el bien común, siendo la naturaleza nuestro mayor ejemplo de vida.
JORGE ORLANDO SALAZAR SANTANDER

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