La estatua de la Virgen de Akita es una reproducción en madera de la Señora de todos los Pueblos por el escultor japonés Wakasa.
El 15 de septiembre de 1981, festividad de los Siete Dolores de María, la imagen lloró por última vez ante 65 testigos. Era la 101 lacrimación milagrosa que realizaba.
A los 13 días sor Agnés recibió la comunicación de un ángel indicándole que había una relación entre el versículo 15 del capítulo 3 del Génesis y las lágrimas de la Virgen. Este versículo dice: “Pondré enemistad entre ti y la mujer, entre tu linaje y el suyo. Él te aplastará la cabeza y tú le acecharás su talón”. El ángel le explicó que hay un profundo significado del número 101 y las milagrosas lacrimaciones de la Virgen: el pecado entró en el mundo a través de una mujer y es también a través de una mujer que la gracia de la salvación entró en el mundo. El cero, que está entre los dos “unos”, representa a Dios que existe desde toda la eternidad hasta la eternidad. El primer “uno” representa a Eva y el último a María.
El P. Yasuda, el capellán del convento que sufrió una implacable persecución por la antiiglesia, concluyó que Dios hizo esos milagros para llamar la atención sobre la Corredención mariana, lo cual tiene mucho sentido dado que la condición de la Señora de todos los Pueblos en Ámsterdam para dar la paz al mundo era la proclamación del quinto dogma mariano: Corredentora, Medianera y Abogada.
El 13 de octubre de 1973, 56 aniversario del milagro del sol en Fátima, la Virgen en Akita dio a Sor Agnes un mensaje para el mundo en que decía que, “si los hombres no mejoran, el Padre impondrá un terrible castigo a toda la humanidad. Será un castigo peor que el Diluvio, como nunca se ha visto. Caerá fuego del cielo y aniquilará gran parte de la humanidad, los supervivientes se encontrarán en tal desolación que envidiarán a los muertos”.
Es el caso de recordar que 13 de julio de 1917 la Virgen en Fátima dijo a los pastorcitos: “En octubre realizaré un milagro para que todos vean y crean”. Efectivamente, el 13 de octubre a medio día, después de la visión, Lucía por un impulso interior gritó: “¡Mirad el sol!” y tres veces el sol giró vertiginosamente, lanzando destellos de todos los colores que se reflejaban sucesivamente en los rostros, las plantas, el suelo, etc. De repente un tremendo grito de espanto brotó de todas las gargantas: el inmenso globo de fuego estaba precipitándose sobre la multitud en zigzag. Todos creían que era el fin del mundo. Se arrodillaban y clamaban misericordia incluso los ateos. El fenómeno duró 10 minutos y fue visto por pueblos enteros distantes hasta cuarenta kilómetros. Al acabar, las ropas caladas por la lluvia, estaban secas.
Este artículo se publicó en https://plineando.blogspot.com/
COMPARTE:
EMBÁRCATE EN LA LUCHA CONTRARREVOLUCIONARIA: Si quieres defender la cristiandad y la hispanidad, envíanos tus artículos comentando la actualidad de tu país hispano, o colaboraciones sobre la fe católica y la cultura, así como reseñas de libros, artículos de opinión… Ya superamos las 12.000.000 de páginas vistas anualmente en todo el mundo, únete a nuestro equipo de voluntarios y difunde la verdad compartiendo en redes sociales, o remitiendo tus colaboraciones a redaccion@tradicionviva.es . Puedes seguirnos en Telegram: t.me/tradicionviva / Facebook: @editorial.tradicionalista / Twitter: @Tradicion_Viva / Youtube: youtube.com/c/tradicionvivaTv / Suscríbete a nuestro boletín digital gratuito, pulsa aquí.
TE NECESITAMOS: Somos un espacio de análisis lejos de los dogmas de la corrección política; puedes colaborar haciendo una DONACIÓN (pulsando aquí)