La Revolución es un proceso compuesto de etapas, y tiene su origen último en determinadas tendencias desordenadas del hombre que le sirven de alma y de fuerza propulsora más íntima.
Así, podemos distinguir en la Revolución tres profundidades, que cronológicamente hasta cierto punto se interpenetran. Son en las tendencias, en las ideas y en los hechos.
La primera, es decir, la más profunda, consiste en una crisis en las tendencias. Esas tendencias desordenadas por su propia naturaleza luchan por realizarse, no conformándose ya con todo un orden de cosas que les es contrario, comienzan por modificar las mentalidades, los modos de ser, las expresiones artísticas y las costumbres, sin tocar al principio, de modo directo, habitualmente por lo menos, las ideas.
De esos estratos profundos, la crisis pasa al terreno ideológico. En efecto, como Paul Bourget lo puso en evidencia en su célebre obra Le Démon de Midi, “es necesario vivir como se piensa, so pena de, tarde o temprano, acabar por pensar cómo se vive”.
Así, inspiradas por el desarreglo de las tendencias profundas, irrumpen nuevas doctrinas. Ellas procuran a veces, al principio, un modus vivendi con las antiguas, y se expresan de tal manera que mantienen con éstas un simulacro de armonía, el cual habitualmente no tarda en romperse en lucha declarada.
Esa transformación de las ideas se extiende, a su vez, al terreno de los hechos, donde pasa a operar, por medios cruentos o incruentos, la transformación de las instituciones, de las leyes y de las costumbres, tanto en la esfera religiosa como en la sociedad temporal. Es una tercera crisis, ya enteramente en el plano de los hechos.
Conviene observar que esas profundidades de la Revolución no se identifican con etapas cronológicas, son, de algún modo, escalonadas, pero un análisis atento pone en evidencia que las operaciones que la Revolución realiza en ellas de tal modo se interpenetran en el tiempo, que esas diversas profundidades no pueden ser vistas como otras tantas unidades cronológicas distintas.
Esas tres profundidades no siempre se diferencian nítidamente unas de las otras. El grado de nitidez varía mucho de un caso concreto a otro.
El caminar de un pueblo a través de esas varias profundidades no es incoercible, de tal manera que, dado el primer paso, llegue necesariamente hasta el último y resbale hacia la profundidad siguiente. Por el contrario, el libre albedrío humano, coadyuvado por la gracia, puede vencer cualquier crisis, como puede detener y vencer la propia Revolución.
Describiendo esos aspectos, hacemos como un médico que describe la evolución completa de una enfermedad hasta la muerte, sin pretender con ello que la enfermedad sea incurable.
Este artículo se publicó originalmente en https://plineando.blogspot.com/
COMPARTE:
EMBÁRCATE EN LA LUCHA CONTRARREVOLUCIONARIA: Si quieres defender la cristiandad y la hispanidad, envíanos tus artículos comentando la actualidad de tu país hispano, o colaboraciones sobre la fe católica y la cultura, así como reseñas de libros, artículos de opinión… Ya superamos las 12.000.000 de páginas vistas anualmente en todo el mundo, únete a nuestro equipo de voluntarios y difunde la verdad compartiendo en redes sociales, o remitiendo tus colaboraciones a redaccion@tradicionviva.es . Puedes seguirnos en Telegram: t.me/tradicionviva / Facebook: @editorial.tradicionalista / Twitter: @Tradicion_Viva / Youtube: youtube.com/c/tradicionvivaTv / Suscríbete a nuestro boletín digital gratuito, pulsa aquí.
TE NECESITAMOS: Somos un espacio de análisis lejos de los dogmas de la corrección política; puedes colaborar haciendo una DONACIÓN (pulsando aquí)