Cuentan que la civilización bizantina se derrumbó entre otras cosas cuando, en vez de hacer lo que tenían que hacer, se dedicaron a discutir sobre el sexo de los ángeles. Tenían a los turcos a las puertas de Constantinopla y se perdían en chorradas… Pues ahora estamos parecido. Tenemos también al Islam -más grande y más expansivo que aquellos turcos- esperando la caída de Occidente como fruta madura, como fruta podrida, mientras nuestros líderes se hacen un lío ya no con la teología sexual sino con la pura y más básica realidad biológica. Tenemos en la vieja Europa una sociedad envejecida, débil, suicida, sumisa hasta el ridículo, atea y nihilista hasta el autoodio. ¿Y hemos de soportar que ahora mismo el debate del momento sea la trifulca entre las viejas feministas y los progres LGTBP-trans-woke?
Leo en Twitter a un pobre hombre, que se las da de médico científico, argumentando que «el sexo puede ser fenotípico, genotípico, cromosómico, cromatínico, biológico, hormonal, sentido, cerebral, jurídico, etc»… Y yo que pensaba que todo era más sencillo, un mundo de damas y caballeros, de chicos y chicas y ya está… Un mundo en el que todo parecía indicar que el sexo y la reproducción tenían alguna misteriosa relación entre ellos. Y lo cierto es que algo debía de haber porque si no ¿a qué ha venido tanta desgracia? Se empeñaron en desligar reproducción de sexualidad y al final se están quedando sin reproducción y sin sexualidad. Niños in vitro como mucho. Y sexo virtual y poco más. ¿Era ese el final de su maravillosa revolución hippie? ¿Suicidio demográfico e insatisfacción sexual? Vidas vacías, sin futuro y sin amor: esto es lo que han conseguido con su locura antinatural.
Y hablando de locuras. De cosas como la mutilación genital occidental que perpetran cirujanos sin conciencia. ¿Qué hacemos con ellos, ellas o elles cuando están arrepentidos después de una operación de «cambio de sexo»? ¿Les ignoramos? Lo cierto es que nadie puede arrepentirse de cambiar de sexo porque no es posible cambiar de sexo. De lo que se arrepienten algunas personas es de que les hayan amputado las mamas o el pene. Eso sí que tiene que ser dramático.
Así que no, no creo que haya que entrar en el juego de hablar en términos científicos, ni médicos, ni bioquímicos de estas obviedades. La ciencia no tiene nada que ver con el rollo trans, ni es preciso recurrir a ella para denunciar absurdeces. La idiotez de poner la voluntad por encima de la realidad no es un tema científico sino de puro sentido común. Cuando les digan que la hierba es verde no se pongan a discutir. Dejen que sea misma realidad de las cosas la que hable. Porque lo que no sospechan todos estos teóricos del nihilismo antropológico es que el mundo seguirá rodando sin ellos cuando se extingan, como -salvando las distancias- fue capaz de seguir su camino sin los pobres bizantinos. La gente normal les acabará olvidando como olvidó a los cátaros y a todas las sectas estériles. Id preparando vuestra despedida. Adios progres. Adiós hippies.
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