Constantino A.
Hace unos días tuvimos noticia de que Correos, iba a emitir un sello conmemorativo del centenario del Partido Comunista de España, y afortunadamente, en los últimos días, una jueza del juzgado 30 de lo Contencioso-Administrativo de Madrid ha decidido suspender cautelarmente la emisión del sello, tras una petición presentada por la asociación Abogados Cristianos para paralizarlo. Sea cual sea el resultado final, que seguramente ya tendrán pensados los atajos legales para conseguirlo, la gravedad del hecho es mayúscula. A la población española se le ha ido acostumbrando, a través de los años, a asumir un relato relacionado con el PCE en particular y el comunismo en general, que ya raya la locura interpretativa y la manipulación documental.
El PCE apareció el 14 de noviembre de 1921 a raíz de una escisión del Partido Socialista Obrero Español disconforme con la línea política socialdemócrata del marxismo, fundado en sus orígenes por la unión del Partido Comunista Español y el Partido Comunista Obrero Español. El 15 de abril de 1920, en la Casa del Pueblo de Madrid, fue fundado el Partido Comunista Español por la Federación de Juventudes Socialistas, siguiendo las indicaciones de la Internacional Comunista.
No hace falta recordar el contexto histórico en el que se llevo a cabo esta fundación y qué ocurrió en aquellos años en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, que a través de su órgano central se propusieron la expansión de la ideología comunista por todo el mundo. Durante el estallido de la última guerra civil española, entre 1936 y 1939, a la que el PCE le dio el nombre de Guerra Nacional Revolucionaria, empezó a consolidar un Frente Popular y la creación de las Milicias Antifascistas Obreras y Campesinas. Su contribución a la historia de esta guerra consistió fundamentalmente en toda una larga serie de violaciones, robos, asesinatos, torturas, checas, y acciones genocidas contra “sus” enemigos de la revolución; las brigadas Internacionales y el Ejército Popular. Sólo por ello, al margen de la historia criminal de la revolución roja bolchevique, sería condición suficiente para no tener nada que conmemorar.
Fue responsable del maquis, de ayudar a grupos terroristas como ETA, GRAPO y FRAP, eligió a Santiago Carrillo como secretario general desde el 3 de julio de 1960 al 10 de diciembre de 1982, sucediendo a la indefinible y colérica Dolores Ibárruri Gómez, conocida como la Pasionaria. Carrillo tuvo su responsabilidad directa en la matanza de Paracuellos del Jarama, y consiguió irse de rositas a la tumba y con un título de doctor “honoris causa”, gracias a la colaboración de casi todos.
Pero es que la mezcla de propaganda, desinformación cuando no absoluta ignorancia o analfabetismo funcional, han logrado que el comunismo y el PCE, en sus diversas variantes de nomenclatura, sea relacionado por una parte considerable de la sociedad española como un partido que luchó por la “democracia” y en contra del franquismo, a favor de los intereses de los humildes y de la clase obrera; mantras todos ellos que han sido repetidos hasta la saciedad en medios de comunicación, centros de enseñanza e información oficial.
Lo que no se dice nunca es que en diciembre de 1975 el rey Juan Carlos I envió a Santiago Carrillo el mensaje de que pretendía democratizar el nuevo “régimen”, y le pidió paciencia, el fin de los ataques a la monarquía, o sea a su persona, y la colaboración política debilitando al propio PCE; a cambio, Carrillo sería “recompensado” con una vida política y personal tranquila hasta sus últimos días. Pero ¿cómo legalizar al PCE en una España como la de aquellos años? ¿cuál debía ser el plan para que hasta la mayoría de las FAS, Policía y Guardia Civil lo aceptara?
En aquellos años, sabíamos muy poco del concepto de “falsa bandera”, y el 24 de enero de 1977 tuvo lugar lo que se conoce como la matanza de Atocha de 1977, donde un grupo de hombres armados irrumpió en un despacho de abogados laboralistas de CCOO y el PCE en el centro de Madrid, acabando con la vida de cinco de ellos y dejando a otros cuatro heridos. El impacto social y mediático fue brutal ¿quién iba a oponerse entonces a la legalización del PCE? y así ocurrió el día 9 de abril de 1977.
Lo demás ya es historia conocida, y en el contexto de la esotérica Agenda 2030 y el Foro de Davos, sigue vendiendo la idea de la conquista del poder para imponer el socialismo como fase previa a la instauración del comunismo. Los ingenuos se lo creen, los de siempre…viven de ello y de ellos.
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