Cuartetas para la Noche Oscura

En cohortes de ángeles vendrán
los enemigos de la luz del día;
en falanges aladas subirán
los castillos que quedan todavía.

Capitanes de estirpe angelical
verterán roja sangre amanecida;
sus legiones de hálito mortal
hartarán a los buitres de comida.

Los tiranos serviles venderán
las naciones en Cristo concebidas;
al abyecto caudillo acudirán
a ofrendarle toda alma sometida.

Mas no temas, progenie prometida,
sobre abismos el alba imperará;
el Cordero, en radiante acometida,
con la Espada del Verbo vencerá.

Verás Jerusalén, la renacida,
las almas de los justos invitar
a pastos y a alcores sin medida,
a dichas que jamás han de mudar

Pues quien espera en Él, firme porfía;
su casa en roca firme asentará,
su oro en donde Él salvo lo fía,
allí donde el ladrón no llegará.

Por eso, quien espera y no dormita,
la prodigiosa aurora habrá de ver
en que esta Tierra que el Malvado habita
tornada a su Creador habrá de ser.

Y, mientras tanto, ora y fiel vigila
la llama que nocturna has de encender
para pasar del Monstruo entre las filas 
y de su marca el alma defender.

El fuego está encendido en la guarida,
hay una humilde cruz en el altar;
aunque el Maligno tome nuestras vidas,
el alma solo a Dios se habrá de dar.

Y, al fin, que del Señor es la partida;
se engaña quien se diga ha de ganar
aquél que persevere en su caída
y de la luz oculte su mirar.

Edgar Rolón

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