Por John Horvat
Cuando la activista climática Greta Thunberg apareció en escena hace unos años, los medios la celebraron como una niña heroína empeñada en salvar el medio ambiente. Reprendió a las élites del mundo por privarla de su infancia, un acto que instantáneamente la hizo famosa. La revista Time lo eligió como «personalidad del año». Ahora, a medida que la activista sueca de 19 años madura y entra en la edad adulta, está mostrando su verdadero color. Que es rojo en lugar de verde.
En el reciente lanzamiento de un libro en Londres, Greta sorprendió a algunos observadores al señalar que el sistema capitalista «opresivo» de Occidente es la causa de todos los males climáticos. La medida sorprende, ya que la autora siempre ha hecho un uso generoso de este sistema «opresor» para difundir su mensaje alarmista. De hecho, Greta no tiene ningún problema en utilizar el sistema de marketing capitalista como plataforma para promocionar su nuevo libro. Tampoco ve ningún daño en sacrificar muchos árboles que la industria editorial necesita para imprimir libros destinados a una audiencia masiva.
Sin embargo, lo que ahora sorprende a muchos es que esta extraña querida verde se alineó tan claramente con las ideas marxistas. En gran parte, su eficacia residía en la capacidad de mostrar una actitud ingenua e infantil que desarmaba psicológicamente a quienes la escuchaban. Parecía inmune a la propaganda de izquierda e incapaz de tener una agenda oculta.
La salida roja
Mientras se amarga, la chica manifiesto del movimiento ecológico sale del armario rojo. Su abrazo a la izquierda demuestra que el activismo climático, llevado a sus últimas consecuencias, siempre conducirá a una ideología comunista antioccidental. Las diversas doctrinas de la izquierda eventualmente se fusionan en una sola. El pensador católico y hombre de acción, Prof. Plinio Corrêa de Oliveira, compara el fenómeno con mil incendios individuales que se unen para formar la unidad de un solo incendio forestal.
Así también la causa ecológica se funde con la marxista.
De esta manera la «explotación» de la tierra se vuelve una con la opresión económica. Greta ahora pide una «transformación del sistema» y critica a «los que están en el poder» a quienes identifica como responsables del colapso climático. Todas estas cosas son parte de la «explotación de las personas y del planeta». Ella imagina que el sistema tiene «raíces en el extractivismo racista y opresivo (¡sic!)» que solo desea «maximizar las ganancias a corto plazo para unos pocos».
Greta no escatima palabras y pide el derrocamiento de todo el sistema capitalista que es «un sistema definido por el colonialismo, el imperialismo, la opresión y el genocidio del llamado Norte global para acumular riqueza, que aún da forma a nuestro orden mundial actual».
Ningún ataque marxista está completo sin una diatriba contra la oposición, a la que inmediatamente etiqueta como «movimientos fascistas que ofrecen soluciones fáciles y falsas y chivos expiatorios para problemas complejos». Todos los ataques tomados directamente del guión marxista.
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Un libro que Greta no escribió
Las andanadas contra el capitalismo no han obstaculizado el negocio de venta de su libro. La activista del decrecimiento se presentó en el prestigioso Royal Festival Hall de Londres a finales de octubre para lanzar su manifiesto de 464 páginas, The Climate Book: The Facts and Solutions . El establishment liberal ha acogido este libro que llama a la destrucción de Occidente. Los algoritmos de Amazon ya están trabajando arduamente para convertir este tomo fotográfico en color en un éxito de ventas. La prensa lo está publicitando mientras lo lanza en el Reino Unido y en todo el mundo. Los estadounidenses tendrán que esperar el lanzamiento oficial en EE. UU. el 14 de febrero de 2023.
El bombo es todo para una ópera que Greta no escribió del todo. Siguiendo una sólida práctica de marketing, su nombre se presta solo parcialmente a la obra. Greta simplemente reúne una colección de ensayos de cien «expertos» de izquierda, que constituyen la mayor parte del contenido del título.
En sus páginas se encuentran conocidos izquierdistas como la escritora Naomi Klein, el jefe de la Organización Mundial de la Salud Tedros Adhanom Ghebreyesus, el ecologista Bill McKibben y el economista francés Thomas Piketty. Sin embargo, en su mayor parte, la variopinta colección es un quién no es quién de oscuros científicos, novelistas, líderes indígenas y otros «expertos» que conforman el mundo ecológico cerrado de los activistas que venden su cansada narrativa del fin del mundo. La mayoría de los lectores no reconocerán a los «expertos» y no seguirán su pseudociencia.
Encuentra mérito
El libro tiene algunos méritos. Demuestra que, si bien los expertos de izquierda actúan de manera diferente, todos se unen cuando se trata de promover una sola causa. También sirve para documentar la transformación de Greta de activista contra el cambio climático a izquierdista anticapitalista y antitodo. Si es necesario, el lanzamiento del libro deja en claro de una vez por todas que Greta es una criatura de los medios, apoyada por el establecimiento liberal que odia. La producción de la obra, realizada con abundante uso de carbón, muestra cómo los activistas rompen sus propias reglas a la hora de llevar a cabo su revolución.
La lástima, sin embargo, es que es un desperdicio de hermosos árboles…
Fuente : The Immaginative Conservative , 14 de noviembre de 2022.
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