La costumbre de decorar un árbol en las Navidades viene de los tiempos del Papa San Gregorio Magno, que impulsó la cristianización de las tribus germánicas. Esos paganos tenían el hábito absurdo de adorar árboles y ofrecerles sacrificios. Entonces los monjes aprovecharon la forma triangular del abeto para explicar a los bárbaros el misterio de la Santísima Trinidad.
El monje irlandés Columbano fue a Francia para fundar monasterios, pero la indiferencia de los habitantes era tal que no sabía qué hacer. En la noche de Navidad del año 615 tuvo la idea de cortar un pino e iluminarlo con antorchas. La gente quedó muy intrigada y corrió a ver esa maravilla. Entonces, San Columbano predicó el nacimiento del Niño Jesús. Es una de las primeras referencias del árbol navideño.
La región de Alsacia es considerada pionera en esta tradición. En la ciudad amurallada de Sélestat, el emperador Carlomagno pasó la Noche Santa del año 775 siendo propulsor del árbol decorado. Posteriormente los habitantes de la ciudad consagraron la costumbre como celebración católica. En el siglo XVI el árbol de Navidad era montado en el coro de las iglesias representando el árbol del Paraíso. Se decoraba con manzanas, para recordar la tentación de nuestros primeros padres, pero también ponían hostias simbolizando la Redención, así como ángeles, estrellas y otros símbolos. Al escoger el árbol del Paraíso para representar las festividades de Navidad, la Iglesia estableció un puente entre el pecado de Adán y Eva, por un lado, y por otro la venida de Jesús, el nuevo Adán que vino a redimir a la humanidad, naciendo del seno virginal de la nueva Eva, Corredentora de todos los Pueblos.
Riga, la capital de Letonia, ya en el año 1510 exponía el maravilloso árbol en estas fechas del año.
En Francia la costumbre se generalizó cuando la princesa Elena de Mecklemburgo lo trajo a París en 1837, después de su casamiento con el duque de Orleans.
Y en 1841, el príncipe consorte Alberto, esposo de la reina Victoria de Inglaterra, levantó un árbol de Navidad en el castillo de Windsor. A partir de la corte inglesa, que entonces era muy influyente, la tradición se propagó al pueblo inglés y de allí al mundo entero.
En el cuadro un detalle del óleo de Albert Chevallier titulado «El árbol de Navidad» en 1911.
Este artículo se publicó originalmente en https://plineando.blogspot.com/
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