Buenos días a todos.

Muchas gracias por acompañarme hoy en esta tradicional celebración de nuestra Festividad de la Dinastía Legítima, tan importante para mi Familia y por tanto para todos vosotros, ya que formamos una Familia de Familias.

Este año mis palabras van a estar muy centradas en el panorama social y económico que estamos viviendo en España, ya que veo imprescindible que el Carlismo esté más presente en la Sociedad y de ese modo pueda articular propuestas de una forma eficiente, y que por tanto contribuyan y sirvan al Bien Común.

Tenemos ante nosotros una despiadada crisis económica, en la que la incertidumbre y la escasez de fuentes energéticas ensombrece el presente y el futuro de muchísimas familias españolas a corto y medio plazo. Vamos a vivir momentos que nos retrotraen al siglo pasado, ya que numerosos hogares no van a poder calentarse durante el invierno; tenemos igualmente presente un fenómeno extraño a nuestra realidad económica, que es la inflación, con una ratio interanual del 10, 5%, que afecta a todo, desde la cesta de la compra, al incremento de cuotas de todo tipo de servicios, el aumento del precio de la gasolina… En resumen, un panorama económico crítico.  

Y ante esta situación, ¿Qué podemos hacer, nosotros, los carlistas? ¿Qué proponemos?

A mis preguntas anteriores podemos responder de varios modos. 

La primera opción consiste en proponer nuestros grandes principios, abstractos y teóricos, que los tenemos desde al menos 187 años… o también, y creo que es la opción correcta, podemos implicarnos, de verdad, trabajando en el día a día, en las pequeñas cosas que pueden cambiar realidades. 

Nosotros, los carlistas, siempre hemos basado nuestra actuación en el principio de subsidiariedad. ¿Por qué no hacemos ahora lo mismo, para difundir nuestro mensaje y ayudar? 

Los carlistas ayudamos a todos, porque nuestros esfuerzos no son egoístas, sino todo lo contrario, orientados al Bien Común de la sociedad. No somos un mero partido político, y menos de clase. No defendemos a unos frente a otros…

Os pido que nos impliquemos en todo tipo de cuerpos intermedios que tenemos a nuestro alcance (corporaciones profesionales, asociaciones de todo tipo, sindicatos…) y que desde la solidaridad y el encuentro con los otros, propongamos y ayudemos a implementar medidas sociales justas.

Igualmente, no quiero pasar por alto otras cuestiones que se debaten actualmente y a las que debemos dar respuesta. Sin miedo, sin complejos y con firmeza. Me refiero a los intentos legislativos que intentan implantar pensamientos totalitarios que invaden la esfera personal de todos nosotros, que atentan contra la dignidad de la persona y que igualmente limitan los derechos de los padres a educar a sus hijos en libertad y acorde a sus principios…

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Ante estos intentos de ataque a instituciones clave como la Familia, debemos responder y mantenernos firmes en nuestros principios y valores. Y es en esta posición donde todos los carlistas debemos implicarnos. No podemos mirar a otro lado cuando la dignidad de la persona y su trascendencia se ponen en juego…

¿Pero que entendemos por dignidad de la persona?  Podemos definirlo desde varios ángulos, todos ellos válidos y acumulativos… Desde el punto de vista económico, ya que todos tenemos derecho a la vida y a que esa visa sea digna desde su principio a su final.

Debemos también reclamar sanidad, educación, vivienda, trabajo… pero eso sólo lo conseguiremos, como dice el Papa Francisco, creando una nueva cultura. La sociedad del descarte debe concluir. ¿Qué hacemos como carlistas ante la eliminación progresiva de los niños discapacitados y de los ancianos, porque supuestamente no son útiles ni productivos…?

Lo quiero dejar muy claro. Todos, todos, cada uno de nosotros somos únicos y necesarios. Y todos, sin exclusión, aportamos a la sociedad. 

En cuanto al plano internacional tenemos ante nosotros una situación cambiante, consecuencia de cambios geopolíticos que hemos estado viviendo los últimos años y que ha cristalizado recientemente con la llamada Guerra de Ucrania. 

Y ante esta guerra, ¿Cómo responde Europa? ¿Qué papel juega Europa en el ámbito internacional? Por desgracia juega un papel secundario… y traigo a colación lo que he manifestado en anteriores ocasiones, tanto en discursos como en entrevistas. 

Europa es un proyecto en el que creemos… pero no nos gusta una Europa basada sólo en el Mercado. Nosotros, los carlistas, creemos en una Europa volcada en el servicio a sus pueblos, estructurada a través de un modelo federal, que de verdad responda a los intereses comunes y  a los propios de cada uno de los pueblos que la conforman, una Europa que no reniegue de sus raíces cristianas, sino todo lo contrario, que éstas inspiren toda su legislación y actuaciones. 

Una Europa como la de hoy, que no reconoce su fundamento cristiano, ni el principio de subsidiariedad, es un ente inútil y disgregador, y al no responder a las necesidades reales de los europeos está abocada al fracaso.

Recapitulando, aunque creamos que estamos ante un escenario gris, oscuro, temeroso… debemos tener esperanza, lema que caracteriza a nuestro movimiento. Acordaos: cuando llueve, aunque llueva mucho, sobre las nubes siempre luce el sol. Podemos y debemos revertir la situación. Confío en vosotros, en vuestra capacidad creativa y en vuestro compromiso.

Antes de finalizar, me gustaría reflexionar brevemente junto con vosotros respecto a cuestiones internas del Carlismo. 

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Como bien sabéis, llevo desde 2010, desde la muerte de mi querido padre, dejando muy claro a todos vosotros que estoy abierto a todos los carlistas. Que la Dinastía, que yo encabezo en esta generación, está al servicio del pueblo español, que mi compromiso personal no puede cuestionarse. 

Por tanto, os pido y os reclamo a vosotros como representantes del Pueblo Carlista aquí presentes, que me hagáis llegar propuestas, proyectos, iniciativas, que, siendo puramente carlistas, tengan capacidad de llegar a la sociedad de hoy y que puedan ser entendidas por una gran mayoría de españoles. 

Si queremos que el Carlismo sea una opción positiva y real para los españoles en este siglo XXI debemos salir de la atmosfera asfixiante de nuestros pequeños círculos. 

A menudo caemos en la desesperanza, pero ante el panorama que tenemos delante, yo estoy convencido de que ha llegado el tiempo del Carlismo. La sociedad, a menudo desorientada, está clamando por una mayor participación, por recuperar la Soberanía Social que siglos de liberalismo les ha arrebatado. Y ahí el Carlismo tiene mucho que decir, mucho que aportar.  

Por eso, os encomiendo que salgáis, que salgamos, al encuentro con la Sociedad. Salgamos sin miedo y sin renunciar a ninguno de nuestros valores y principios… Hagamos presente el pensamiento carlista en todos los ámbitos sociales.

Propongamos respuestas a los retos de hoy. Participemos activamente, y con propuestas positivas, en los debates de nuestro tiempo: Ideología de género, retos de la bioética ante el desarrollo de tecnologías robóticas, medidas y modelos económicos orientados a la Justicia Social y al Bien Común sin asfixiar impositivamente a los ciudadanos, reducción de la deuda soberana de España para evitar que nuestros biznietos tengan que seguir pagando el despilfarro de nuestra sociedad de consumo, etc…

 Podéis contar conmigo para todas esas propuestas. Estoy aquí al servicio del Carlismo y de las Españas, tal y como estuvieron mis predecesores, con la bandera alzada y con los brazos abiertos para recibir a todos los carlistas que sin renunciar a nada de nuestro acervo y de nuestra historia, quieran articular el Carlismo como una herramienta útil para el pueblo español de nuestros días.

Para finalizar quiero desde un plano más personal, recordar, como hemos hecho antes durante la Misa, a todos los carlistas fallecidos. A mis queridas tías, y también a Luis Hernando de Larramendi, a quien pude nombrar el año pasado Caballero de la Legitimidad Proscripta por su inmensa labor en pro de nuestra memoria carlista, esperanzado y contento por ver como sus hijos y nietos continúan con su vocación y su labor.

Gracias

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