En toda mente revolucionaria, las fuerzas del orden son una amenaza y por lo tanto deben ser destruidas. Pero como les es imposible destruirlos por la fuerza, se hace necesario hacerlo de otras maneras. Aquí es donde entra el Foro de São Paulo que, tras la caída de la URSS, propone cambiar radicalmente la estrategia revolucionaria castrista por la estrategia revolucionaria gramsciana, es decir, dejar de lado la búsqueda del poder por las armas y hacerlo por la cultura , el  entretenimiento,  la educación y los pucherazos.

    Las FARC y el ELN son grupos guerrilleros colombianos dedicados al narcotráfico y al terrorismo. Su proyecto es colectivista y creen fundamentalmente en el uso de la violencia en la política, rasgo común de proyectos totalitarios como el nazismo o el fascismo, derrotados en la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, son reconocidos por las dictaduras de Cuba, Nicaragua y Venezuela como grupos beligerantes que merecen privilegios y concesiones de la sociedad colombiana a la que tanto daño han causado. Y son, según los líderes revolucionarios, víctimas de su principal enemigo: las Fuerzas Armadas.

       Fidel Castro y Lula da Silva son los padres de la criatura y ambos acogieron a las FARC y al ELN en este proyecto.

      Dondequiera que tomaron el poder, redujeron las Fuerzas Armadas para sus propósitos, en algunos países con más éxito que en otros, especialmente en la tríada dictatorial Cuba-Nicaragua-Venezuela. Las Fuerzas Armadas sufren las siguientes transformaciones:

1. Al momento de la toma del poder, para iniciar la transición revolucionaria sin violencia y de manera imperceptible, deben abolir las posibles resistencias internas, por lo que promueven un cambio en el alto mando militar por militares simpatizantes de la ideología revolucionaria. Es decir, nuevos comandantes que no comanden tropas contra la revolución.

2. A posterior, también se inicia un proceso de cambio de mando en los mandos inferiores, para que no se formen núcleos de resistencia frente a los nuevos mandos revolucionarios.

3. Los tribunales militares intervienen para que no haya más justicia que los tribunales revolucionarios.

4. Se empezaron a colocar afectos revolucionarios en los servicios de inteligencia comandados por civiles, y esto se complementó con la creación de estructuras de contrae-espionaje militar para perseguir dentro de las Fuerzas Armadas a todo aquel que se atreviera a ir en contra de la revolución. La SEBIN se convierte entonces en una estructura de persecución política y tortura contra militares, periodistas, agentes políticos y económicos de la sociedad.

5. Cambian doctrina militar por doctrina revolucionaria en las Academias Militares. Para ello, incorporan profesores de Igualdad para formar nuevos cadetes.

6. Corrompen a los militares más difíciles de convencer con puertas giratorias;  negocios, narcotráfico, prostitución o la opulencia de cargos gubernamentales para que apoyen la revolución.

     En la sociedad civil,  coadyuban también otras acciones asociadas a esta agenda. 

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