SI. Somos campeones del mundo. Oportunamente dijimos «Se lo merece (Messi) y nos lo merecemos (los argentinos)». Hace cuatro años no eramos nadie. 26 tipos a los que no conocia nadie. Y a los que conocian -Messi y Di Maria por ejemplo- bien que se ocuparon de hablar pestes de ellos. Hasta conozco un «periodista» que les llamo «la generacion de hojalata»: Porque no habia ganado nada. Ahora esta buscando donde meterse. «La generacion de hojalata» gano la copa America, la Finalisima y el mundial. A las criticas, silencio A los «que saben» trabajo. A la «grieta» equipo. Se lo merecia y nos lo mereciamos. Y fue. Y en el «nos lo mereciamos» incluyo a mis amigos españoles Jorge Braceras Gago (quien me honro llamandonos hermanos) y a Jorge García-Contell. (quien dijo VAMOS ARGENTINA! como si fuera un argentino mas) Una vez mas fueron los gabachos contra nosotros. Y volvimos a ganar nosotros. Puro talento y esfuerzo. Eso debe ser Argentina y eso debe ser España. Lo demas? Puro grupo. (Pura mentira, eso es lunfardo).

Y contesto mi buen amigo Jorge Braceras Gago. “Para un español de verdad, un argentino, igual que un cubano, un mexicano o un filipino no es más que un hermano que se hizo mayor y cambió de domicilio, Luis Cancelo; puede cambiar de casa, de gustos, de aficiones y hasta de ciudad, pero los recuerdos compartidos no cambian nunca y la sangre que corre por sus venas sigue siendo la misma. Los éxitos de Argentina son éxitos de España, y aunque nos asombremos y os llamemos locos por esas celebraciones con ¡¡¡cinco millones!!!??? de personas gritando como posesos, con gente que salta desde un puente para colarse en el autobús del equipo y luego baila mientras se lo llevan en camilla con tres costillas rotas, gente que se dibuja la cara de Messi en el pelo o en los campos de maiz y con un equipo que al final tiene que montarse en helicóptero para poder moverse, lo cierto es que envidiamos ese entusiasmo y daríamos lo que fuera por poder estar allí, con vosotros, compartiendo locuras.

Pero además, hermano, es que Argentina sigue siendo un país orgulloso de sus raíces en medio de un mundo globalizado que reniega de las fronteras y del pasado, exactamente lo contrario que le ocurre a Francia, donde hay más jugadores nacidos en Argel que en París, más de Rabat que de Marsella, más de Senegal que de Normandía, donde apenas tres o cuatro jugadores se saben la Marsellesa o saben qué se celebra en Francia el 14 de julio y creen que madame guillotina era una fabricante de brioches y Juana de Arco una campeona olímpica. La multiculturalidad no ha enriquecido a Francia sino que la ha sustituido por otra cosa, mientras que Argentina sigue siendo Ia orgullosa representante de una cultura y de una forma de ser que, además, en su mayor parte es heredada de los mismos ancestros de los que yo presumo.

Pero hay algo que sí me preocupa, y mucho: no estoy seguro de que este mundial haya sido bueno para Argentina, para vuestro futuro inmediato. Sólo depende de vosotros el que suponga un estímulo para afianzar vuestra personalidad un poco anárquica, chulesca, a veces un poco incomprensible desde la vieja Europa, pero sin duda orgullosa, en vez de convertirse en una especie de «opio del pueblo» que os adormezca durante un tiempo mientras desde la sombra os van transformando (os SIGUEN transformando, sería más correcto) poco a poco en otra «Francia» en medio de América, en una sucursal más del socialismo del siglo XXI o del nuevo orden mundial. Correis el riesgo de pensar que lo que os ha llevado al triunfo son ellos y no vuestro espíritu guerrero, van a tratar de engañaros y temo que lo consigan, porque igual que en España aunque de distinta forma, los cimientos de vuestra historia ya están muy deformados y sólo falta un golpe más para hacer que se derrumben. Hace dos o tres días escuché una frase de Churchill (un personaje nefasto pero que decía cosas con sentido, cuando estaba sobrio): «el pasado de la URSS es impredecible». Se refería a la habilidad de los comunistas para cambiarlo todo, incluso la historia, y transformarlo en lo que les interesa en cada momento. Por favor, no permitáis que os pase lo mismo. Tenéis mi admiración y mi enhorabuena por el mundial, pero cuidado con las consecuencias porque podría convertirse en vuestro enemigo”.

Va mi ultima reflexión: “Comenta mi amigo Jorge Braceras Gago: «Los éxitos de Argentina son éxitos de España, y aunque nos asombremos y os llamemos locos por esas celebraciones con ¡¡¡cinco millones!!!??? de personas gritando como posesos». Si, cinco millones de personas. Eso somos. Ahora, se me ocurre una reflexión. No le da vergüenza a la «clase política» que 26 tipos y un DT a los que hace cuatro años no conocía nadie provocaron esto? No tienen dignidad? Yo me metería abajo de la cama y no saldría nunca mas. Pero a mi mis abuelos (Gallegos) me enseñaron una palabra. INTEGRIDAD. Palabra que no figura en el diccionario de la clase política.

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