Constantino A.

Continua la guerra en Ucrania y continúan los escándalos asociados a ella y a todo lo que le rodea.

En todas las guerras sin excepción, la propaganda y la desinformación, han venido siendo utilizadas desde siempre como arma fundamental para desestabilizar al adversario y sus apoyos. Hoy en día, a todo lo relacionado con ello se le incluye dentro del la llamada “guerra híbrida”.

El “malvado” Putin no invadió Ucrania por los motivos hartamente esgrimidos en los medios de comunicación occidentales. Ucrania, país absolutamente artificial y desde años bajo la órbita rusa, vivió su total independencia a caballo de la desmembración de la URSS. Cuando cayó el “muro de Berlín” occidente se comprometió a no hacer avanzar la NATO hacia Rusia “ni una pulgada”; la historia mostró lo contario, Rusia, o mejor dicho la Federación Rusa, se vio poco a poco rodeada por bases militares NATO/EEUU.

Llegaron también el “otoño de las revoluciones” que acabó con los enlaces de las ex repúblicas soviéticas con Rusia, había que debilitar y desmembrar a la Federación Rusa como fuera y hacerle perder su potencial económico a fin de restarle a China, el principal enemigo de EEUU, su pequeño aliado en el plan de un mundo multipolar.

Y en eso, que de la mano de los de siempre, incluido nuestro amiguete Soros, se dio el golpe en Ucrania provocando la fractura y la toma del poder por grupos nacionalistas, que sí hay que decirlo, gustan mucho de la ideología nazi. Tanto es así, que se dedicaron durante años hasta el inicio de la guerra, a colocar estatuas, nombrar calles y plazas, con los nombres de personajes que habían sido protagonistas del colaboracionismo de los nazis ucranianos con las fuerzas alemanas en la Segunda Guerra mundial, asesinatos y torturas incluidas, por supuesto.

Y esto se fue realizando hasta hace muy pocos años, como cuando a partir de 2014, las fuerzas ucranianas bombardearon las regiones de Donetsk y Lugansk, que votaron su separación de Ucrania, y que por ello les causó cerca de 14.000 muertos e innumerables heridos. Nada de ello pareció asustar a “occidente”, hasta que Rusia decidió intervenir en Ucrania, máxime cuando esta dijo querer ingresar en la NATO, con lo que los misiles de corto y medio alcance nucleares estarían a minutos de vuelo de Moscú.

Lo demás ya es sabido: Rusia ha alcanzado sus objetivos, aunque sostenidos por alfileres; Ucrania, ha recibido millones de dólares de “occidente” que entre otras cosas va a gestionar la super corporación mundial Black Rock, nada más y nada menos. También ha recibido toneladas de ayuda militar, gran negocio para los magnates del armamento, y de los “bienintencionados ciudadanos” que ante el toque de la corneta mediática se prestaron raudos a ayudar e incluso perder la vida por los que les contaban, sin parar a pensar si habría algo más detrás de todo esto. 

Pero, toda una cohorte de medios de información, han hecho su agosto; editoriales y “expertos”, muchos de ellos los mismos que no acertaron ni una en sus predicciones sobre el inicio de la guerra, se sientan hoy en los mismos o diferentes medios y a través de las redes sociales disfrutando de su voz y de su ego.

Es posible que Putin haya acordado una solución con EEUU, y es probable que esté buscando retirarse de la primera línea dejando el relevo a quien gestione en su nombre la solución pactada. Mas pronto que tarde, la historia de la guerra de Ucrania caducará y surgirán otros conflictos que allanen el camino a lo que realmente interesa, implantar en todo lo posible la Agenda 2030 y los dictados del Foro de Davos. 

Redoble de tambor con todo ello, pues el presidente de Pfizer dijo en el nombrado foro que estaba muy contento de poder predecir la desaparición de casi…¡¡¡ el 50% de la población mundial !!! y los von der Leyen mirando diariamente el incremento de ceros en sus cuentas… 

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