Es muy conocida la anécdota que protagonizaron Jorge Luis Borges e Italo Calvino —quien este año cumpliría los cien años— durante el Curso de Literatura Fantástica organizado por Jacobo Siruela y celebrado en el Hospital de los Venerables de Sevilla en 1984. Se encontraba Borges en su hotel cuando llegaron Italo Calvino y su esposa, la argentina Esther Judith Singer (Chichita). Los dos compatriotas comenzaron a charlar y al cabo de un rato Chichita le dijo a Jorge Luis: «Borges, Italo también vino…», a lo que respondió el maestro: «Lo reconocí por su silencio». Pues bien, esta persona tan callada e invisible —Un uomo invisibile se titula el documental dirigido por Nereo Rapetti en 1974 sobre la vida de Calvino en París— sí se sinceró, tanto en lo personal como en lo literario, en numerosas entrevistas realizadas a lo largo de más de treinta años y publicadas en diferentes medios. La editorial Siruela, que ha hecho desde sus inicios de Italo Calvino una de sus señas de identidad, ha reunido en He nacido en América estas esclarecedoras entrevistas.
Es difícil afirmar a qué género pertenecen las piezas de He nacido en América, si al periodístico, al biográfico o al de crítica literaria; en cualquier caso, usualmente estos libros de entrevistas muestran mejor las ideas y la personalidad del entrevistado —con las inevitables reiteraciones— que muchos ensayos de sesuda crítica académica. Tienen la ventaja, además, de que permiten apreciar de forma nítida la evolución personal y artística del entrevistado a lo largo de los años. Naturalmente, es de importancia fundamental en estas conversaciones el papel del entrevistador, su perspicacia en la selección de las preguntas y su habilidad para sonsacar informaciones y opiniones del protagonista, en este caso Italo Calvino.
De Sono nato in America… Interviste 1951-1985 (Mondadori, 2012), que en su edición original italiana contiene un centenar de textos ordenados cronológicamente y recopilados por Luca Baranelli, han sido recogidos aquí cuarenta y nueve (supongo que los más centrados en los aspectos literarios y biográficos de Calvino), también distribuidos en función de la fecha de su publicación. Un breve índice onomástico final ayuda a situar la gran cantidad de personajes (escritores en su mayoría) que aparecen en estas conversaciones. Yo creo que bajo su aparente sencillez y modestia («Invariablemente me cuesta mucho expresarme, cuando hablo y cuando escribo»), Calvino fue un hombre de gran complejidad —como la época que le tocó vivir — y muy riguroso en sus creaciones. Eso lo muestra en las respuestas a las preguntas que le hacen: Calvino tiene las ideas claras y jamás divaga, sus respuestas con concisas, esclarecedoras y expresadas siempre con exactitud.
—¿En tu opinión, cuáles son las razones por las que los nuevos escritores deben enfrentar la realidad con formas y exigencias nuevas? Me gustaría que te refirieras a tu trabajo y a la obra de los autores que más aprecias.
Has dicho «enfrentar la realidad». Creo que antes de enfrentarla, el problema es encontrarla de alguna manera, entender realmente dónde está y en qué consiste. La literatura testimonial, de confesión individual, que tú, Bo, defiendes a capa y espada, asignaba al escritor una zona bien delimitada para explorar la conciencia, una obligación de profundizar en los motivos personales, pero manteniéndose al margen de los estímulos externos. El balance de este tipo de literatura tiende inevitablemente a la quiebra, aunque en su tiempo haya tenido su propia lógica interna y su justificación histórica. Al final, en cierta medida, fueron más los aspectos vedados que los que podían conservarse para su beneficio. Pienso que esa sensación es similar a vestir un traje ceñido que llega a asfixiar, por ese motivo durante la posguerra, algunos escritores italianos debieron buscar nuevas formas de expresión. Sus exigencias morales, sus interrogaciones, su necesidad de comunicación y de imágenes fantásticas no entraban en el círculo mágico de aquella esquiva y absorta literatura intimista. Eran exigencias y cuestionamientos no solo personales, sino de millones de personas que se preguntaban cada vez más ansiosamente: ¿qué es esta tierra?, cómo es este tiempo que debemos vivir?, ¿qué relación podemos establecer con el mundo en esta coyuntura amenazante que nos aguarda? Era natural que los jóvenes eligiéramos a nuestros maestros entre aquellos que parecían tener las respuestas a nuestras interrogantes. Pavese y Vittorini, escritores tan diferentes entre sí, tanto por su formación como por su temperamento, pudieron tener un denominador común en su presencia histórica, con lo que lograron estremecer, desbloquear eso que nuestra generación encontró en ellos. Creo que la suma de sus propuestas y los fermentos que movió cada uno con sus acciones son más impactantes que algunas de sus obras particulares. No eran suficientes ciertas lecturas para dar cuerpo a las posibilidades poéticas que se estaban gestando en los ánimos y en el aire de aquellos años, fue necesario un encuentro repentino con la vida, ineludible, que devastara aquella Italia de cartón en la que ya no era posible reconocerse, para que descubriéramos otra, más cruda y dolorosa, pero más nuestra y antigua. […] («El escritor frente a la realidad»)
Aunque no es usual en este tipo de recopilaciones, creo que hubiera sido interesante realizar una intensa labor de edición para evitar, como mencioné antes, las repeticiones que se producen con determinados temas y preguntas. Para mitigarlo es recomendable leer estas entrevistas poco a poco, de manera fragmentaria, como el libro misceláneo que es. En cuanto al contenido, lógicamente son más abundantes los artículos de la época de más fama y reconocimiento de Calvino que los realizados en su juventud o tras la publicación de sus primeras obras. En cualquier caso, es posible seguir la biografía de Calvino con cierto rigor, desde su infancia y juventud transcurrida en San Remo, su militancia en la Resistencia, su ingreso y salida del Partido Comunista («Era libre antes y soy libre ahora»), su larga etapa de vida en París, su parcial regreso a Italia (Roma), los éxitos de sus últimas obras (curiosamente, las más experimentales) o sobre sus años de vejez.
Todo el volumen está salpicado de informaciones, más o menos desconocidas para el gran público. Por ejemplo, en alguna entrevista nos habla de su gran afición al cine —llegó a ser en una ocasión jurado del Festival de Venecia— y que abomina de los doblajes en las películas («El doblaje me parece una barbarie sin sentido y no entiendo cómo nunca nadie se ha sublevado»). En cuanto a las reiteradas preguntas sobre la bipolaridad de su obra literaria (realista y fabulosa), Calvino se justifica diciendo que «vivimos en una civilización literaria basada en la multiplicidad de lenguajes». Italo es un lector de múltiples intereses, incluida la astronomía («Soy un lector omnívoro»), pero admite que sus escritores favoritos fueron Ernest Hemingway y Conrad en sus inicios, y luego Borges, Queneau, Navokov, Kawabata, Valèry, entre otros. Se muestra irónico cuando trata de sí mismo («Escribo porque no tengo facilidad para hablar») y respetuoso cuando habla de los demás. Sobre su conocido interés por los cuentos tradicionales y de hadas declara: «Pienso que los cuentos de hadas corresponden a necesidades profundas de aprendizaje emotivo ye imaginativo: no en vano se ha dicho que se relacionan con los ritos de iniciación». Desde el punto de vista de la crítica literaria, los textos más interesantes son los que atañen a su concepción del arte narrativo, a su evolución como escritor y a su forma de trabajar. También las entrevistas dedicadas de forma monográfica a algunos de sus libros presentan gran interés para los lectores, sobre todo de sus últimos trabajos: Nuestros antepasados, Cosmicómicas, Marcovaldo, Las ciudades invisibles (el libro del que se sentía más satisfecho), Si una noche de invierno un viajero y El castillo de los senderos cruzados. Cómo no, también reflexiona sobre Borges y su influencia en él: «Es un autor que me interesa mucho y que empecé a leer desde el momento en que se dio a conocer en Europa. De inmediato sentí una afinidad por su gusto. Por ejemplo, su inclinación por la construcción geométrica en la narración y el razonamiento, la transparencia de su expresión […] Se puede decir que Borges pertenece a una constelación de escritores de este siglo con un tipo de inteligencia fría». Estas y muchas otras curiosidades se encuentran en He nacido en América, descrito por el escritor italiano recientemente fallecido Pietro Citati, como «un libro bello, inteligente y muy ameno, que fascinará a muchos lectores».
No hay mejor manera de celebrar el centenario del nacimiento del maestro italiano que profundizando en su personalidad e inquietudes. Por eso, He nacido en América es un volumen esencial que no deberían perderse ninguno de sus lectores más devotos.
Puntuación: 5 (de 5)
Ediciones Siruela (2023)
Colección: Biblioteca Italo Calvino, 39
Traducción: Dulce María Zúñiga
376 págs.
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Repartida a lo largo de cuatro décadas (1951-1985), esta iluminadora serie de entrevistas con Italo Calvino produce en los lectores el efecto de una gran obra en construcción, de una polifacética y móvil autobiografía en curso levantada en sucesivas expansiones; una autopresentación similar a un caleidoscopio, cuyas cautivadoras figuras van cambiando ante nuestros ojos sin permitir nunca una visión estable y acabada. Precisamente como habría querido aparecer el irrepetible autor italiano: coherente pero no inerte, dinámico sin ser disperso y empeñado en un persistente proceso de reinvención. A pesar de la brevedad a la que obliga el formato de la entrevista, estas páginas ofrecen una cosecha extraordinariamente rica en observaciones: sobre su propia obra, sobre el género de la novela, sobre la literatura, la historia y la política, sobre la forma de leer y el papel de los lectores… Una imprescindible y valiosa aportación al corpus calviniano. (Sinopsis de la editorial)
Italo Calvino nació en 1923 en Santiago de las Vegas (Cuba). A los dos años la familia regresó a Italia para instalarse en San Remo (Liguria). Publicó su primera novela animado por Cesare Pavese, quien le introdujo en la prestigiosa editorial Einaudi. Allí desempeñaría una importante labor como editor. De 1967 a 1980 vivió en París. Murió en 1985 en Siena, cerca de su casa de vacaciones, mientras escribía Seis propuestas para el próximo milenio.
Con la lúcida mirada que le convirtió en uno de los escritores más destacados del siglo XX, Calvino indaga en el presente a través de sus propias experiencias en la Resistencia, en la posguerra o desde una observación incisiva del mundo contemporáneo; trata el pasado como una genealogía fabulada del hombre actual y convierte en espacios narrativos la literatura, la ciencia y la utopía.
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