El anuncio del presidente de VOX de ponerle una moción de censura al gobierno de Sánchez ha despertado una reacción contraria y compulsiva en la izquierda y curiosamente también en el centro-reformista, tanto en los partidos políticos que los representan como en las terminales mediáticas de unos y otros. El mantra que todos manejan se compone de dos afirmaciones. La primera, es imposible que la moción salga adelante. Presentarla es para perderla; y la segunda, servirá para beneficiar a Sánchez. La contará como una victoria contra la derecha.
Da la impresión de que ignoran que puede haber más de un motivo para plantear una moción de censura y de que sus promotores ignoran que la aritmética parlamentaria condiciona perder dicha moción. Los que claman con tanto ardor en contra, saben, aunque todos lo ocultan arteramente, que hay otros motivos. Personalmente, sospecho el deseo de poner ante los televidentes las lacras de este gobierno y las torpezas y mentiras de su presidente; todo cual el gobierno censura habitualmente a los españoles. También, que se ponga de manifiesto la postura de cada partido político según el juicio que tengan de Sánchez y su gobierno. Si por ejemplo, Feijóo se abstiene como ha dicho, confirmará el ninguneo que desde que lidera el PP concede a VOX e igualmente confirmará el deseo indisimulable de que el PSOE le acepte. Por último, hacer llegar a los televidentes –también sin censuras- la postura clara y directa de VOX ante los problemas de los españoles que este gobierno ha generado y sus remedios, con una acción política nueva.
Lo de que la moción beneficiará a Sánchez, no parece evidente. Tanto más cuanto que se perderá no por falta de argumentos contra Sánchez, en los que abundaban hasta hace poco Ciudadanos, PP y VOX, sino por la citada aritmética parlamentaria. De este “fracaso” nadie puede culpar a VOX; ni antes, ni ahora, ni después. Es un fracaso de carácter positivo, porque pondrá en evidencia ante todos los españoles y ante el mundo exterior qué clase de gobierno dictatorial y egolátrico hay en España. Muchos reconocerán, lo que tanto y a tantos molesta, que VOX lleva razón. Para esto sirve exponer las críticas en el parlamento. Que Sánchez verbalizará que ha triunfado y que su red mediática la multiplicará, por supuesto, pero como ya nadie le cree de nada le servirá.
Ante el anuncio de esta moción de censura ¿por qué ha habido esta reacción tan contraria y compulsiva en la izquierda y curiosamente también en el centro-reformista? Sencillo. En España, al individuo o a la institución que surge y destaca por sus valores es tradicional que los que no cultivan esos valores –por envidia, por resentimiento, o vaya usted a saber- reaccionen de un modo contrario y compulsivo. Más tarde, cuando el resto de la población -que más o menos sí cultiva esos valores- se entera mejor de lo que representa ese individuo o esa institución, entonces ocurre la aceptación de uno o de la otra. Con VOX todavía estamos en la primera fase.
Antonio Rodríguez Burgos
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