En la arquitectura moderna difícilmente las escaleras son puestas en realce. La tendencia es incluso esconderlas lo más posible, haciendo salones dentro de los cuales no tengan ningún papel ornamental.
Subirlas y bajarlas son para el hombre operaciones que muestran mucho su misera y pueden mostrar su grandeza. Y como todo lo que rodea al hombre, debe respetarlo. El respeto es uno de los mayores bienes de la vida. Ser respetado vale mucho más que ser querido.
El hombre las sube luchando contra la ley de la gravedad, cuanto más sube, más se cansan los músculos. En lo alto de la escalera aparece el cansancio. En cualquier edad y condición al terminar de subir, algo parece que disminuyó un poco.
Bajarlas es otra operación en la cual aparece la miseria humana y tiene que saber disimularlo para no degradarse. Bajar visto desde abajo, da la impresión de un derrumbamiento. Si la persona no baja con dignidad da la impresión que está decayendo. Hay un arte de subir y bajar escaleras que en la medida de lo posible debe disimular eso.
En tesis es más glorioso subir, como el sol sube hasta el horizonte mostrando cada vez más su gloria, pero cuando baja, por el contrario, va velando su gloria en las gradualidades del atardecer. Pero sucede que las acciones del hombre son hechas en la presencia de Dios y de los hombres. Y que, si es verdad que subir con gloria una escalera es muy bonito a los ojos de Dios, no obstante, a los ojos de los hombres es más bonito bajar. Porque quien sube es visto de arriba hacia abajo y quien baja es visto desde abajo hacia arriba. Y para mostrar su propia gloria se muestra mejor a quien está abajo que a quien está arriba.
Para bajar la escalera con gloria no puede hacerse con vanidad. Se debe bajar con corrección. Lo que es sumamente incorrecto al bajar es dar la impresión de que se va a caer y que perdió el control de sí mismo. La bajada debe hacerse acompasadamente y los que ven desde abajo tienen el derecho de notar que viene haciéndolo bien, pero pensando en algo más elevado. Es horrible hacerlo prestando atención en uno mismo. Con naturalidad y por la mirada, por la actitud, a medida que se va aproximando de quien está abajo, haciendo sentir más su acción de presencia, de manera que cuando llega bien cerca no llegó apenas un cuerpo como un paquete de carnes y huesos, sino llegó el alma.
Evidentemente que a un espíritu igualitario no le pueden gustar las escaleras, porque son imagen de la jerarquía. Se habla de escala social o de valores. Escala y escalera son sinónimos. Hay muchas fotografías de ceremonial antiguo con personas que van ocupando posiciones en la escalera según su posición social. Los más importantes en primera línea y los menos en lo alto, casi ocultos para quien ve desde abajo, como en la foto de Constantino y Ana María de Grecia. La escalera sirve de soporte para la escala social.
Este artículo se publicó inicialmente en https://plineando.blogspot.com/
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