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Malditos los prácticos, pues de ellos no será el reino de los cielos

Imagen con licencia pixabay

Cuántos de nosotros hemos escuchado ese terrible piropo tantas veces repetido: «¡que maravilla, es un hombre muy práctico!»

La supuesta virtud de los prácticos reside en que los hombres motejados de tal manera no se enredan en “inútiles” debates, no “discuten” con los objetos cotidianos, no se “embarcan” en irrealizables proyectos, e incluso podemos decir, que en el amor no buscan su mujer ideal, conformándose con la que imaginan pueden conseguir.

Lo práctico se ha convertido en la gran virtud de la sociedad moderna … el hombre ha de ser práctico, aunque sea un zoquete, la ropa ha de ser práctica, aunque carezca de cualquier valor estético, las relaciones humanas han de ser prácticas, aunque carezcan de cualquier fundamento moral. Lo práctico es desenvolverse con soltura en el mundo de lo real, de lo factible, de lo actual; lo práctico es tener los pies en la tierra, y no mirar embobado a un cielo que se muestra inasequible a nuestras limitadas facultades.

En resumen, lo práctico, y muy especialmente el hombre práctico, es lo prosaico, frente a lo ideal, por lo que el hombre soñador ha sido desterrado del mundo social, laboral, artístico y político.

El hombre soñador es el hombre amante de lo abstracto, y como tal, el hombre deseoso de lo concreto. Es aquel que en el objeto cotidiano, en la herramienta de trabajo, en el utensilio al servicio de nuestras necesidades, no ve lo práctico, sino que sueña con lo potencial, con aquello que podría llegar a ser, no pensando únicamente en para qué sirve, sino en para qué debería servir, el que medita en todo momento y ocasión sobre la causa de las cosas, para llegar a las cosas mismas.

El hombre práctico es como el simio, capaz únicamente de usar la herramienta que se encuentra; el hombre soñador, como hijo de un Dios creador, es el único capaz de diseñar nuevas herramientas para uso de los prácticos.

El hombre idealista, abstracto, y soñador, es capaz de vivir feliz en un mundo que está por venir, mientras el práctico solo es capaz de malvivir en un mundo del que conociendo sus reglas, no conoce sus causas, habiendo perdido por ello todo sueño y todo deseo.

De tan práctico se ha olvidado de soñar y desear, y aunque se le apareciera el genio de la lampara, sus aspiraciones quedarían sin cumplir, pues de práctico se le ha olvidado pedir lo que desea, para pedir únicamente lo que imagina puede conseguir. De tan práctico ha olvidado lo que quería, y se conforma con la papilla que desde el poder le dispensan con “generosidad”.

Carlos María Pérez- Roldán y Suanzes- Carpegna

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Abogado, académico de la Academia Internacional de Ciencias, Tecnología, Educación y Humanidades y colaborador de numerosas publicaciones y revistas, exdirector de la sección cultura del periódico digital Minutodigital, e impulsor de numerosas iniciativas de la sociedad civil para fomentar la participación ciudadana real en la vida política y social, como el Centro Jurídico Tomás Moro, el Centro de Estudios Históricos General Zumalacárregui, o la Asociación Editorial Tradicionalista. Actualmente es director de Tradición Viva

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  1. Miguel

    07/03/2023 at 19:39

    Yo me considero un hombre práctico, y sí, no deseo nada, no ambiciono nada, no pido nada. En mis oraciones no pido a Dios nada, al fin y al cabo si mis deseos fuesen buenos ya están incluidos en la voluntad de Dios, que es sólo bondad. Pedir algo sería superfluo.

    No creo que valga la pena actuar, porque si Dios quiere, el que por sus actos se amerite conocer la Verdad, será, en el momento que le convenga a Dios, convertido a la Verdad. Si ustedes, soñadores, quisieran ser útiles seguirían el dictamen evangélico de «haced discípulos de todas las naciones» cosa que no hacen. Si no son ángeles del Señor trayendo las buenas nuevas a todas las razas de la tierra, ¿entonces qué son?

    Todos los círculos tradicionalistas son igual de inútiles. En su mayoría son hispanistas que solo piensan en las glorias del imperio carolingio, pero cuyo «rey» Enrique V ni siquiera está en su país que se supone es de su pertenencia. No tiene una corte, no tiene ejército. Si Dios lo quisiera al mando lo pondría al mando, pero no lo hace, entonces es obvio que no tenemos rey.

    Y no me hablen de cómo sois soñadores que actúan por una restauración. Son soñadores en efecto, porque ustedes no actúan, solo hablan y hablan y hablan. Yo soy un soñador por naturaleza, pero decido activamente no actuar como tal. Porque no quiero ser como ustedes que no hacen lo suficiente.

    Creo, además, que no están haciendo aquí en tradicionviva.es ningún trabajo de valor. No están cooperando para revertir los efectos de la revolución social y cultural, sois insignificantes, efímeros como el vapor. Si todos los tradicionalistas desaparecieran de la faz de la tierra, nada cambiaría, ni tampoco el desenfreno de la sociedad se haría más rápido, ni más lento.

    Así de innecesarios sois. Y es que Dios permitió que todo cayera en su estado actual, si Dios de verdad quisiera revertir la revolución cultural que afecta al globo, no estaría yo escribiendo nada de esto en primer lugar.

    En resumen: las cosas se mantendrán así como están hasta la Parusía. Si esa es la voluntad del Altísimo, no vale la pena actuar. Soñador o práctico, somos igual de inútiles ambos.

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