Alicia V. Rubio. Filóloga Clásica en la Universidad de Salamanca Profesora de Educación Física en un centro público de secundaria de Madrid durante veintisiete años años. Casada y con tres hijos.
Investigadora y escritora sobre la ideología de género, sus contradicciones y sus consecuencias personales y sociales (Cuando nos prohibieron ser mujeres y os persiguieron por ser hombres 2016; Feminismo sin complejos, 2020) ha sido víctima de la persecución de los lobbies de género y los partidos de ultraizquierda.
Ha impartido diversas conferencias y ha participado como ponente en jornadas, congresos, ponencias universitarias y mesas redondas sobre ideología de género. Tertuliana y colaboradora de programas de radio y televisión, también ha publicado una novela de humor de ambiente madrileño, Castizos.
Militante del partido VOX desde sus inicios, donde ha desempeñado diversos cargos orgánicos, actualmente es diputada en la Asamblea de Madrid donde continúa su lucha contra el adoctrinamiento escolar y la vulneración de los derechos fundamentales que implica la implantación de la ideología de género.
¿Por qué un libro sobre un tema tan controvertido como la legalización de la pederastia?
Porque es lo próximo. Bueno, lo próximo son muchas cosas, porque ya estamos en las últimas fases de la demolición cultural y de valores que lleva muchos años en marcha. Pero quizá esta destrucción y utilización de la infancia merecía un análisis detallado, a ver si la sociedad despierta viendo cómo se dan los últimos pasos.
¿Por qué los menores se han convertido en un objeto y sujeto de consumo?
Porque ya no hay una sola línea roja que evite su utilización. Los seres humanos, para los grandes grupos de poder formados por neomalthusianos extremistas, solo somos consumidores improductivos, y no valemos salvo lo que podamos generar, nuestra utilidad como consumidores y como objetos que produzcan alguna ganancia por su venta. Y los niños son consumidores improductivos de largo recorrido, por ello más gravosos si no se les saca un rendimiento.
¿Por qué buscan eliminarles las diferencias sexuales que atraen a los sexos y fomentar las relaciones no reproductivas, enseñarles desde muy niños la autosatisfacción sexual en soledad, mutilarlos, esterilizarlos, destruirlos?
El objetivo último es una drástica reducción poblacional a la vez que se siguen generando riquezas para los grandes grupos de poder que imponen estas políticas esterilizadoras. Los niños son su gran problema, porque son reproductivos a futuro y van a seguir trayendo seres humanos a este mundo que ya tiene dueños, y no somos la especie humana, sino una ínfima parte de la especie humana que ha decidido quedarse con todo en el más amplio sentido de la palabra. La forma de esterilizar a esos niños es separando la sexualidad de la procreación y del amor, hacerlos incapaces de la paternidad y la maternidad, física y psicológicamente. Y de paso, que los que luchan por implantar este modelo de humanidad sin futuro, esos que yo llamo las castas intermedias, hagan caja a fin de que tengan su incentivo para luchar por esa “nueva sociedad”. Del aborto a los medicamentos que resuelven los problemas de una sexualidad prematura, de la transexualidad a la pornografía, de las sexualidades alternativas a los vientres de alquiler, todo es un inmenso negocio que se lucra con la inocencia de nuestros niños a la vez que los utiliza y los destruye.
¿Hasta qué punto es grave educarlos en la ignorancia y el odio hacia su biología, sus raíces, su sociedad, su historia, sus valores, sus familias y su propio ser?
Tan grave como conseguir individuos sin raíces, sin principios, sin un solo asidero que les dé certezas o razones para identificarse, sin familias que los protejan de una ideología creada para destruirlos, perfectamente manipulables, utilizables… y desechables en cuanto se les saque el jugo.
¿Por qué el adoctrinamiento y la desprotección son las dos vías para hacerse con ellos?
Porque para hacerse con los menores tienen que engañarlos, adoctrinarlos en los nuevos valores que precisamente son lo contrario de los nombres que se les pone: se les educa en una libertad llena de censuras y vulneración de derechos de expresión, pensamiento y culto, la verdad es una imposición a la vez que se les impide buscarla, la tolerancia es una intransigencia sobre los que no se plieguen a la ideología dominante, la diversidad impone una uniformidad en todo menos en la sexualidad, que por cierto es una “diversidad” bastante limitada y limitante, la igualdad es una estructura llena de desigualdades legales que imponen una imposible igualdad biológica, la justicias un compendio de leyes que igualan delitos y faltas, que crean delitos de opinión y pensamiento, y castas privilegiadas frente a algunos tipos delictivos…
A la vez que se les adoctrina, se les hipersexualiza y se les engaña, se les debe sustraer de la protección de sus padres enfrentándolos con ellos. Y sustrayéndolos creando estructuras de tutela que los “desprotejan institucionalmente” al considerar que el abuso y la utilización de los menores son derechos de los niños a la sexualidad, a la autodeterminación de sexo, a la información cuando consuman pornografía… la idea es que los padres vulneran esos derechos y el Estado debe garantizárselos.
¿Se podría decir que en cierta manera se han hecho con sus almas?
Están el ello. Ya hay muchos jóvenes adultos que han enfocado su vida conforme a las falsedades de esta ideología destructiva y muchos niños que van camino de ello si no lo impedimos.
Habla de millones de estúpidos agentes de cambio para implantar la Agenda 2030 en las aulas, en la política, en las instituciones, en los medios de comunicación… ¿Se podría decir que son los tontos útiles de los que mandan?
Sí, útiles porque están haciéndoles el trabajo sucio, en muchos casos por motivos ideológicos, y en otros muchos por dinero o pequeñas cuotas de poder, y muy tontos porque curiosamente suelen ser los que despotrican de los grandes grupos económicos y de los ricos, y están haciendo el juego a estas políticas irradiadas por la ONU cuya financiación es en gran parte de fundaciones y pantallas de los grandes grupos económicos que, no solo quieren quedarse con todo, y en ese todo entra el planeta, es que para quedarse con el mundo consideran que sobramos todos los demás, incluidos los tontos útiles.
Tarde o temprano se darán cuenta del enorme error al que nos han conducido a todos y el enorme daño que han hecho a los menores a los que han abocado al fracaso personal y social.
¿Cuál es la razón última de este fin tan perverso de querer normalizar la pedofilia en la sociedad?
Creo que hay muchos grupos pedófilos con poder, posiblemente castas intermedias con intereses personales -por motivos obvios- en su legalización y por el avance de una agenda de vuelco de los valores de esta civilización. A la vez que es una forma de destruir a los niños, utilizarlos, dejarlos traumatizados sin que puedan siquiera reconocerlo, como las mujeres que abortan, porque se supone que deben estar felices de ejercer un derecho. Es todo tan siniestro y demencial, que si no despertamos a tiempo como sociedad ya mismo, pronto será tarde.
¿Considera que puede haber una reacción de la gente ante tal aberración?
Eso espero. Si no hacemos nada por proteger a nuestros hijos de esto, a lo mejor es que sí nos merecemos desaparecer como sociedad y un eterno castigo.
Por Javier Navascués
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