Sus constantes escándalos apenas afectan electoralmente a la izquierda

El gobierno de Pedro Sánchez se ha visto jalonado por los casos de corrupción, una pésima gestión económica, altísimas cifras de paro y endeudamiento público, las rebajas de penas a cientos de violadores y pederastas, los abusos de poder, los ataques a la independencia judicial, los indultos a delincuentes que son aliados del gobierno e incluso un sonado escándalo de prostitución. Con sólo una cuarta parte de esto, cualquier partido de derechas se hundiría electoralmente.

Sin embargo, la izquierda española resiste bastante bien a pesar de todo ello. Los socialistas del PSOE apenas se han visto perjudicados en las encuestas, donde mantienen en torno a una cuarta parte de los votantes desde hace dos años, con ciertas fluctuaciones. Lo mismo le pasa a los ultraizquierdistas de Podemos, al que las encuestas vienen dando en torno al 10% de los votos.

¿Cómo es posible esto? A primera vista, da la sensación de que los votantes de izquierdas tienen unas enormes tragaderas, pero ¿esa explicación tan simple es la correcta? A decir verdad, hay varias razones que explican la inmunidad de la izquierda española a todos sus escándalos. Algunas tienen que ver con la propia izquierda, y otras tienen que ver con la forma de hacer oposición que tiene una parte de sus rivales, renunciando a dar la batalla de las ideas.

El control de la izquierda sobre los medios de comunicación

Obviamente, el control que la izquierda ejerce sobre los medios de comunicación es determinante para amortiguar los efectos electorales de sus escándalos. Además de controlar poderosos medios públicos como Televisión Española y Radio Nacional de España, la izquierda cuenta con el apoyo de influyentes medios privados como La Sexta, El País, la Cadena SER y otros. Ese apoyo no se basa simplemente en cuestiones de afinidad ideológica, sino que también se ve recompensado por numerosas ayudas públicas. El gobierno de Pedro Sánchez está batiendo marcas de gasto en publicidad institucional, utilizando el dinero de todos los contribuyentes.

La hegemonía ideológica de la izquierda en los medios

Pero esa compra del apoyo de los medios privados con nuestros impuestos no basta para explicar la inmunidad electoral de la izquierda. Una razón de peso para que la izquierda no pierda su peso político en la sociedad es la ideología. España es uno de los países con medios de comunicación más ideologizados, a una distancia considerable de los medios de cualquier otro país europeo. Incluso muchos medios de derechas han asumido los dogmas ideológicos de la izquierda, asumiendo como algo incuestionable la ideología de género, la normalización social del aborto, el alarmismo ecologista y el feminismo antimasculino. Palabras como «machismo», «homofobia» y «transfobia» se han convertido en habituales en la mayoría de los medios españoles para anatemizar a quienes cuestionan los dogmas ideológicos de la izquierda.

La deserción ideológica de una parte de la oposición

El éxito que ha tenido la izquierda en España a la hora de imponer su ideología a la sociedad se explica, en gran medida, por la cobardía y la tibieza de una parte de la derecha -el Partido Popular (PP)-, que ha decidido desertar de la batalla de las ideas y limitar su labor de oposición a la izquierda a los asuntos económicos y a los escándalos, en un intento de desgastar a socialistas y comunistas pero sin cuestionar sus dogmas ideológicos, por miedo a que esa misma izquierda señale al PP como «fascista». Ese miedo, unido a un considerable vacío de principios, es el que ha llevado al PP a someterse a los dogmas de la izquierda hasta el punto de ser indistinguible del PSOE en muchos aspectos.

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La técnica del PP de hacerse pasar por una especie de PSOE honrado tal vez tendría alguna posibilidad si no fuese porque el PP también se ha visto salpicado por notables escándalos de corrupción, que la izquierda ha sabido explotar mediáticamente. ¿Por qué los medios de derechas no han sabido explotar de igual forma los escándalos de la izquierda? Pues precisamente por lo que he señalado en el párrafo anterior. Cuando la izquierda señala los escándalos de la derecha, los atribuye a su naturaleza ideológica, a ese hombre de paja que la izquierda ha creado para caricaturizar y demonizar a sus rivales políticos.

La sumisión al marco ideológico de la izquierda

Sin embargo, el PP y sus medios afines son incapaces de vincular los escándalos de la izquierda con su ideología, porque la han asumido en gran medida. ¿Cómo culpar de todo lo que hace Sánchez al socialismo, mientras el PP se somete dócilmente a los mantras ideológicos socialistas? En España se dan con mucha frecuencia situaciones tan absurdas como gente de derechas que dice que el PSOE no es «socialista» por tal o cual cosa que hace, mientras el PSOE no tiene reparos en culpar de todos los males del PP a su supuesta condición derechista (algo cada vez más lejano de la realidad). Alguna gente de derechas incluso ataca a la izquierda señalándola como la realmente «conservadora», o que «lo realmente progresista» es proponer algo distinto a la izquierda.

Al hacer eso, lo que demuestra esa gente es que ha asumido el marco ideológico de la izquierda, un marco que le da ventaja a ésta y que le asegura una clara hegemonía sobre nuestra sociedad. Esa hegemonía tiene el efecto de que la izquierda sea disculpada de cualquier escándalo porque, al fin y al cabo, se le supone una buena intención (al ser de izquierdas, es decir, de «los buenos»), cosa que no pasaría si ese escándalo le ocurriese a la derecha (es decir, «los malos» en el marco ideológico izquierdista). Una de las características del sectarismo izquierdista es precisamente juzgar a las personas por su ideología, y no por sus hechos, dando por hecho que incluso los crímenes más horribles son disculpables si sus autores eran de izquierdas.

Una hegemonía ideológica que se plasma en una doble vara de medir

Así es como se explica que hoy en día en España haya monumentos a personas tan despreciables como el Che Guevara, Companys, Largo Caballero y otros conocidos izquierdistas vinculados con diversos crímenes, y sin embargo no se pueda rendir homenaje a Sanz Briz, que salvó a 5.000 judíos pero es acusado de «fascista» por una izquierda profundamente antisemita como la española.

Esa doble vara de medir es la que se plasma en las encuestas y la que explica, en gran medida, la inmunidad electoral de la izquierda. Una inmunidad que seguirá existiendo mientras una parte importante de la derecha se empeñe en seguir sometiéndose a los dogmas izquierdistas, es decir, sometiéndose a la hegemonía ideológica y moral de la misma izquierda a la que quiere destronar. Si la derecha española quiere revertir esta situación tiene que liberarse de ese marco ideológico izquierdista, como ya ha hecho Vox. Por eso es el partido más odiado por la izquierda: no tiene ningún control sobre él.

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