Son tres los manifiestos que dan lugar al nacimiento de la fraternidad rosacruz: En 1614 con la aparición de la “Fama Fraternitatis”, el primer manifiesto de la fraternidad Rosacruz se abre el movimiento que ella representa. Al año la “Confessio fraternitatis” qu contenía abundantes citas literales de la obra “Monas hieroglyphica”(1564), escrita por John Dee, un compendio de alquimia, cábala y hermetismo. Y al poco “Las bodas químicas de Christian Rosenkreutz” de Juan Valentínn Andreas. El autor de las dos precedentes parece ser él mismo aunque no se especifique. En el prefacio de la Fama Fraternitatis de 1614, se hace un excelente resumen de las ideas rosacruces y su presencia en los usos y costumbres de la masonería especulativa es evidente. Desde los primeros párrafos, la Fama Fraternitatis se presenta como portavoz de un CRISTIANISMO GNÓSTICO que pretende ir mucho más al fondo que el catolicismo oficial de Roma. Es un cristianismo gnóstico unido a un Hermetismo greco egipcio, donde el Verbo de Dios es otra manera de manifestar al Dios Toth y a Hermes. En la “Fama” se nos va a desvelar la figura de Christian Rosenkreutz. Joven que avido de conocimientos después de agotar la ciencia de la biblioteca del Convento donde se crió desde los cuatro años, emprende un Viaje para alcanzar mayor conocimiento y una sabiduría más universal y profunda. En Damasco se encontró con una fraternidad de maestros sufíes que le esclarecieron la misión de su vida, y le dieron a leer el Liber Mundi, o el Libro del Cosmos. Y él lo tradujo al buen latín, y aprendió el árabe, y después viajó a Egipto, luego a Marruecos. Pasa por España y vuelve a Alemania. Muere y es enterrado por sus discípulos; y su tumba, que contiene ya toda la simbología que después hará suya la Masonería, es encontrada más de cien años después, lo que da lugar a la publicación de “Fama” ++Dice la Fama Fraternitatis de los rosacruces: «Cristian Rosenkruz, el único de su siglo, que, ILUMINADO POR LA REVELACIÓN DIVINA, dotado de la más refinada imaginación, y de un ardor inagotable en el trabajo, tuvo la suerte de acceder al CONOCIMIENTO DE LOS MISTERIOS Y ARCANOS DE LOS CIELOS Y DEL HOMBRE. Tras haber sido el Guardián de un tesoro más que real, y más que imperial, que reunió durante sus viajes por Arabia y África, y para el que su siglo no estaba aún maduro, (corresponde a la posteridad revelar su sentido): tras haber formado HEREDEROS FIELES Y LEALES A SUS ARTES Y A SU NOMBRE, y después de acabar un resumen de todas las cosas pasadas, presentes y futuras, con más de cien años, y sin que ninguna enfermedad le obligara (protegía al prójimo de ella y nunca su cuerpo por ella fue atacado), FUE LLAMADO POR EL ESPIRITU SANTO Y ENTREGÓ SU ALMA ILUMINADA A SU CREADOR…».

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