Los cristianos de Irak y Siria llevan décadas sufriendo la persecución y la inestabilidad causadas por la opresión de los regímenes baazistas, la invasión de Irak liderada por Estados Unidos en 2003, el estallido de los enfrentamientos entre suníes y chiíes en 2006, el terrorismo de Al Qaeda, el genocidio perpetrado por el ISIS (2014), los continuos ataques aéreos turcos contra Irak y Siria y, en muchos casos, las presiones y el acoso de sus vecinos musulmanes. Toda esta persecución ha obligado a muchos de ellos a abandonar sus países de origen y buscar asilo en otros lugares.
Según un informe de Open Doors, «Irak alberga varias iglesias ortodoxas y católicas tradicionales, pero todas se ven gravemente afectadas por la intolerancia, la discriminación y la persecución de los líderes locales, las autoridades gubernamentales y los grupos extremistas islámicos (…) En la región de las Llanuras de Nínive, los dirigentes eclesiásticos han sido secuestrados en el pasado; los que hablan en contra de las milicias locales o los líderes políticos corren especial peligro».
Desde la invasión dirigida por Estados Unidos (2003), la comunidad cristiana de Irak ha pasado de alrededor de 1,5 millones personas a menos de 200.000. La persecución de los cristianos alcanzó su ápice con la toma de amplias zonas del país por parte del ISIS, en 2014.
Después de que el ISIS capturara Mosul, en junio de 2014, a los cristianos se les dio la opción de convertirse al islam, pagar un tributo especial (jizya), marcharse o ser asesinados. El ISIS marcó los hogares cristianos con la N árabe, por «Nasrani«, o cristiano. Dos meses después, en agosto, el ISIS tomó el control de las localidades cristianas de Nínive, lo que provocó una segunda oleada de desplazamientos masivos, según un informe de la Universidad de Minnesota.
En Siria, los cristianos siguen sufriendo graves persecuciones. Open Doors informa:
«Los cristianos (…) siguen luchando contra la persecución diaria, que puede llegar a ser violenta, a pesar de que la amenaza pública del llamado Estado Islámico ha disminuido en gran medida (…) Compartir el Evangelio es muy arriesgado, y las iglesias han sido a menudo completamente destruidas. El secuestro de dirigentes eclesiásticos sigue teniendo un impacto considerablemente negativo en las comunidades cristianas».
El número de cristianos en el país sigue disminuyendo, pues muchos han huido del conflicto y la persecución.
Todos los sirios e iraquíes han pasado penurias en la última década, pero los cristianos se han enfrentado a más que la mayoría. En muchas regiones fueron blanco de los militantes islámicos, que les hicieron perder sus empleos, sus hogares e incluso la vida. Muchos tuvieron que huir, a otras zonas de Siria o al extranjero.
Desde que se vieron obligados a abandonar sus países de origen, multitud de cristianos sirios e iraquíes perseguidos siguen buscando una nueva patria.
En la actualidad, entre 5.000 y 6.000 cristianos iraquíes y sirios solicitantes de asilo viven en Turquía, a la espera de ser reasentados en Occidente. Muchos llegaron a Turquía durante el genocidio del ISIS de 2014. Actualmente se encuentran en 35 ciudades del país, ya que el Gobierno turco los ha repartido por todo el territorio.
El Iraqi Christian Relief Council (CICR) viajó a Turquía a finales de febrero para entrevistar a familias cristianas de Irak y Siria para un próximo documental sobre la crisis de los refugiados. Este autor habló con el CICR y su presidenta fundadora, Juliana Taimoorazy.
Olvidados y abandonados
Atrapados en Turquía desde hace años, los cristianos iraquíes y sirios solicitantes de asilo sufren innumerables problemas, como la falta de servicios educativos para sus hijos, la pobreza extrema, la falta de libertad religiosa, la falta de permisos de trabajo, las restricciones a la libertad de movimientos, la hostilidad de algunos musulmanes contra su fe y el rechazo de sus solicitudes de asilo por parte de los Gobiernos occidentales.
Uno de los principales problemas a los que se enfrentan es la imposibilidad de que sus hijos reciban educación en Turquía. Los cristianos de Oriente Medio valoran profundamente la educación, pero cuando sus hijos intentan ir a la escuela en algunas localidades pequeñas, muchos son intimidados por ser cristianos y por no hablar turco. Algunos van a escuelas improvisadas que no están acreditadas en Turquía. La mayoría, por tanto, no va a clase.
En Irak y Siria, los cristianos que huyeron eran principalmente profesionales, como profesores, médicos, ingenieros, abogados y empresarios. En Turquía, sin embargo, son sólo solicitantes de asilo con unos derechos mínimos y –algo importante en Oriente Próximo– lo sienten como «una pérdida de dignidad». Aunque muchos tienen estudios y son capaces, no pueden obtener permisos de trabajo, por lo que no pueden trabajar legalmente. Por tanto, no pueden mantener a sus familias y luchan contra la pobreza extrema.
Algunos recurren a mendigar por las calles o a pedir dinero prestado a familiares o vecinos, y acaban endeudándose. En algunos casos, sus familiares intentan ayudarles, pero la mayoría, incluso en Occidente, son ellos mismos refugiados y sólo pueden ofrecerles una ayuda mínima, si acaso.
Los barrios en los que se asientan son malos; las casas, húmedas e infestadas de cucarachas. No tienen calefacción. A veces dos familias viven juntas en un apartamento sin privacidad.
Muchos están enfermos, pero no todos –ni mucho menos– tienen acceso a la asistencia sanitaria.
No pueden viajar libremente: incluso para ir de una ciudad a otra, primero deben obtener un permiso (un documento oficial) de las autoridades estatales.
Madres solteras
Las madres solteras intentan ser madres y padres a la vez. Sus maridos han muerto o han abandonado a sus familias porque no han podido hacer frente a las terribles situaciones por las que atraviesan sus seres queridos. Por desgracia, se han registrado algunos casos de mujeres que no tienen más remedio que vender su cuerpo para mantener a sus familias, pero dicen que eso va en contra de su fe, su moral y todo lo que fueron educadas para defender.
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Hostilidad hacia los cristianos
En algunas localidades, los solicitantes de asilo no pueden relacionarse con la población local: se les discrimina por ser iraquíes o sirios y cristianos. En las poblaciones más pequeñas, debido al ambiente hostil contra los cristianos, los padres temen enviar a sus hijas solas fuera, incluso para ir de compras.
Como la mayoría vive en pueblos pequeños, tienen miedo de decir que son cristianos. Ocultan su fe por miedo a la persecución y evitan el culto abierto.
Cuando los solicitantes de asilo viven en el mismo barrio con refugiados musulmanes o inmigrantes de Afganistán, Irak y Siria, también les temen. En las grandes ciudades, su vida es un poco mejor: la gente es algo más amable y amistosa con los cristianos y los extranjeros.
La responsabilidad turca para con los solicitantes de asilo y refugiados cristianos
El acuerdo UE-Turquía, firmado en marzo de 2016, hace referencia a una «declaración de cooperación» entre los Estados de la UE y el Gobierno turco, según la cual Ankara recibiría 6.000 millones de euros para mejorar la situación humanitaria a la que se enfrentan los refugiados. En diciembre de 2020, la Unión Europea pagó a Turquía el último plazo de un fondo de 6.000 millones de euros para la acogida de refugiados.
Sin embargo, según un informe de 2021 del Migration Policy Institute, «la Unión Europea acordó proporcionar 6.000 millones de euros en ayuda humanitaria, educación, atención sanitaria, infraestructuras municipales y apoyo socioeconómico a los refugiados sirios en Turquía entre 2016 y 2019. Aunque la UE afirma que se ha asignado la cantidad total y que se han desembolsado más de 4.000 millones de euros, el Gobierno turco ha mostrado su disconformidad con el ritmo y la forma de los pagos, que han ido a parar a organizaciones que prestan servicios a los refugiados en lugar de a cuentas del gobierno. En 2020, la Unión Europea se comprometió a proporcionar 485 millones de euros adicionales para que algunos programas continuaran hasta 2021»
Entonces, ¿qué ha pasado con los 6.000 millones de euros entregados por la UE a Turquía para que este país ayudara más a los refugiados? Si se ha concedido una cantidad tan enorme a Turquía para que ayude más a los desdichados, ¿por qué hay tantos refugiados y solicitantes de asilo que siguen sufriendo en condiciones horribles? ¿Y qué son esas organizaciones «de ayuda a los refugiados»? ¿Han cogido el dinero, lo han malversado, lo han gastado y no ha sido suficiente? La comunidad internacional, incluida la UE, necesita urgentemente más transparencia sobre cómo se ha gastado el dinero y cuántos refugiados y solicitantes de asilo se han beneficiado de él.
El Gobierno de Turquía se está haciendo cargo de los refugiados desde 2018. Las autoridades turcas son, por tanto, responsables del bienestar de esos solicitantes de asilo.
En 2018, la agencia de la ONU para los refugiados traspasó la gestión de los procedimientos de registro de refugiados en Turquía a la autoridad migratoria del país. La propia Dirección General de Gestión de la Migración de Turquía supervisa ahora el registro de refugiados y determina su estatus. Todo extranjero que busque protección internacional debe dirigirse primero a las oficinas locales de la autoridad turca de migración.
Por tanto, los funcionarios turcos podrían ayudar más a los refugiados y solicitantes de asilo. Podrían proporcionarles asistencia sanitaria, incluidos medicamentos y terapia de salud mental. Y podrían alojar a los solicitantes de asilo cristianos en ciudades y pueblos más tolerantes con los cristianos y otros no musulmanes.
Solicitudes rechazadas por Occidente
Aunque los solicitantes de asilo cristianos iraquíes y sirios en Turquía sufren acoso, pobreza y discriminación, las solicitudes de muchos cristianos iraquíes y sirios son rechazadas por Australia, Canadá, Estados Unidos y otros países occidentales. ¿Por qué? El Consejo de Ayuda a los Cristianos Iraquíes está haciendo un esfuerzo para descubrir la razón.
Alrededor de 22.000 cristianos iraquíes y sirios solicitantes de asilo viven actualmente en Líbano, Jordania y Turquía. Han sido víctimas de genocidio, terrorismo, crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad en sus países de origen. ¿Dónde están los Gobiernos occidentales?
¿Por qué no expiden visados para no refugiados? Sobre todo teniendo en cuenta que, según las cifras publicadas por la Administración Biden, 5,5 millones de migrantes ilegales han cruzado la frontera mexicana hacia Estados Unidos, así como «más de 414 millones de dosis letales» de fentanilo sólo en 2022.
Actualmente, los solicitantes de asilo necesitan visados humanitarios para ser reasentados en Occidente. Pero muchos solicitantes cristianos tienen estudios o formación, por lo que estarían cualificados para recibir permisos de trabajo para residir en países occidentales. Esperan emigrar de forma segura para trabajar, utilizando sus habilidades para mantener a sus familias y vivir dignamente.
Los Gobiernos occidentales y las organizaciones internacionales de derechos humanos podrían cooperar y asociarse con otras organizaciones, como el Consejo Cristiano Iraquí de Ayuda, para ayudar de forma urgente y eficaz a los refugiados y solicitantes de asilo.
Bashar Warda, arzobispo de Irbil, capital del Gobierno Regional del Kurdistán iraquí, dijo en Londres en 2019:
«El cristianismo en Irak, una de las Iglesias más antiguas, si no la más antigua del mundo, está peligrosamente cerca de la extinción. Los que quedamos debemos estar preparados para afrontar el martirio ».
Refiriéndose a los yihadistas del ISIS que desplazaron a los cristianos de sus lugares ancestrales en Irak, el arzobispo dijo:
«Nuestros verdugos confiscaron nuestro presente mientras buscaban borrar nuestra historia y destruir nuestro futuro. En Irak no hay reparación para quienes han perdido propiedades, hogares y negocios. Decenas de miles de cristianos no tienen nada que mostrar por el trabajo de su vida, de generaciones de trabajo, en lugares donde sus familias han vivido, tal vez, durante miles de años».
El arzobispo criticó a los líderes cristianos británicos por no hacer lo suficiente en defensa de la comunidad cristiana iraquí, que desaparece.
Casi cuatro años después de la petición del arzobispo, nada ha cambiado. ¿Dónde están la ONU, las organizaciones internacionales de mujeres, el Comité Internacional de Rescate y las organizaciones de defensa de los derechos de los niños? Estos solicitantes de asilo se enfrentan a la extinción en sus países de origen, sufren en lugares como Turquía, Líbano y Jordania, y esperan encontrar algún día seguridad en Occidente.
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