Sabemos que todas o la mayoría de las catástrofes que han sacudido recientemente y en especial a Estados Unidos se han visto misteriosamente precedidas por alguna que otra producción de Hollywood en la cual se escenificaban calamidades semejantes.
Así sucedió con el atentado de falsa bandera contra las Torres Gemelas, así como con la falsa pandemia del virus conocido como Covid. Se trataría en principio de lo que algunos califican en inglés como “Predicting Programming”
La “Programación predictiva” constituye una teoría según la cual un gobierno determinado u otros altos mandos recurren a películas o a la narrativa de ficción como herramienta de control mental de las masas de forma que estas acepten acontecimientos futuros planificados por los primeros.
El término fue propuesto por primera vez por el investigados Alan Watt para el cual “La programación predictiva es una forma sutil de condicionamiento psicológico proporcionado por los medios para familiarizar al público con los cambios sociales planificados que implementarán nuestros líderes. Cuando estos cambios se lleven a cabo, el público ya estará familiarizado con ellos y los aceptará como desarrollos naturales, lo que disminuirá la posible resistencia y conmoción del mismo” Creo que hay gran parte de verdad en dicha teoría, pero creo así mismo que existe todavía una explicación del fenómeno más siniestra si cabe. Ya los cazadores del paleolítico pintaban en las paredes de algunas grutas escenas de caza, del bisonte por ejemplo, a fin de propiciar de forma mágica la caza efectiva del animal de que se tratase, algo semejante podrían perseguir los satanistas que nos dirigen con sus representaciones escénicas, sólo que los nuevos nigromantes no quieren cazar ningún bisonte, quieren cazarnos a nosotros. Este tipo de ritual mágico decididamente satánico -es preciso subrayarlo- en la actualidad (sin la inocencia o inconsciencia primitiva de los cazadores del paleolítico) ya lo practicaban de forma asidua los Rosacruces y no es otra cosa que nigromancia “sofisticada”. Sus representaciones teatrales no aspiraban a ninguna catarsis que purificara al espectador de pasiones o sentimientos negativos. No eran por así decirlo “exorcismos”, sino invocaciones de demonios. Al hecho de que el satanismo sea legal en Occidente se debe en mi modesta opinión en gran medida el caos espantoso en el que estamos inmersos.
Ahora parece ser que alguien produjo un filme en que los altercados que vive Francia en la actualidad se escenificaban o predecían.
Si los alborotos fueron previstos y ahora provocados por el estado profundo como sugieren algunos, el objetivo que se persigue con los mismos no es una conquista por parte de los musulmanes de Francia o de toda Europa como afirman esos tales, puesto que los líderes en la sombra globalistas no son musulmanes en absoluto (son gnósticos cabalistas de la cábala roja de Jacob Frank) ni mucho menos el fortalecimiento de la extrema derecha nacionalista que detestan, sino primero sembrar el caos que les encanta y del que estúpidamente pretenden extraer un nuevo orden cada vez más tiránico, y en segundo lugar enfrentar a las comunidades musulmana y “cristiana” en beneficio de la mafia jázara satanista y sus correligionarios gentiles, y escribo cristiana entre comillas porque la mayoría de los franceses están ya muy secularizados y son en gran medida gnósticos sin saberlo, pero los musulmanes los perciben erróneamente como cristianos o gustan de percibirlos así. Cosa que de momento no son a menos que se produzca una avivamiento masivo de la fe. Existen indicios de un resurgir del cristianismo tradicional en Francia ejemplificado por acontecimientos como la peregrinación cada vez más popular y multitudinaria a Chartres, pero no alcanzan todavía por así decirlo una masa crítica.
Los globalistas imaginan, quizás con razón por desgracia. que la extrema derecha no va a culpar a la banca masónica de los altercados, culpará a los musulmanes, de forma que la sociedad francesa se fracture aún más y siga sumamente dividida y por lo tanto a merced de los financieros globalistas.
Los musulmanes no son los verdaderos enemigos de los europeos o no lo eran al menos hasta que el ataque de falsa bandera de las Torres Gemelas, obra del Mossad sin la menor duda, provocó guerras sin cuento en el Oriente Próximo que sólo beneficiaron a Israel y en las que varias naciones europeas vasallas de los Estados Unidos que es un país vasallo a su vez del Israel de los Jázaros tomaron parte en gran medida como comparsas.
Es preciso pues dirigir las iras del pueblo, musulmán o no, hacia los verdaderos responsables de sus desdichas que no son sino los lideres masones satanistas y los servicios de inteligencia israelíes y británicos que han provocado los conflictos en Oriente Próximo y ahora en Ucrania que han desplazado de sus tierras a millones de inmigrantes desesperados muchos de los cuales se han amotinado dirigidos probablemente por algunos “agents provateurs”. No todos los amotinados son musulmanes de todas formas, y es que el descontento corre como la pólvora cuando todos sabemos que nuestros gobernantes son títeres sin dignidad ni vergüenza de los financieros satanistas.
Jose Francisco Fernández Bullón
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