(Gaudium Press) La administración Biden anunció el envío de bombas racimo para ayudar a la contraofensiva de Ucrania contra Rusia.
Esas bombas, que provocan la caída de docenas a centenas de explosivos sobre una gran área, son muy controvertidas y han sido prohibidas por 123 países, incluyendo la Santa Sede.
Las leyes actuales de EE.UU. prohíben la producción, uso o traslado de bombas racimo con más de 1% de margen de error, aunque dicha ley puede ser anulada por el presidente si él lo considera vital para la seguridad nacional de EE.UU., de acuerdo con el Washington Post.
Las bombas racimo plantean una amenaza significativa para la población civil, debido a su amplia área de impacto y alto margen de error, y a menudo explotan mucho después de su impacto. Los EE.UU. declararon que serán “cuidadosos al seleccionar” bombas racimo con márgenes de error por encima de 2.35% para ser enviadas a Ucrania.
Aunque la Convención sobre Municiones de Racimo prohíbe el uso, traslado, producción y almacenamiento de bombas racimo, los EE.UU., China, Rusia y Ucrania no han firmado el acuerdo y no están legalmente obligados por él. No obstante, aliados claves de los EE.UU. como Inglaterra, Francia y Alemania han prohibido su uso.
La Iglesia Católica ha condenado desde hace mucho tiempo el uso de bombas racimo. El Papa Benedicto XVI respaldó la prohibición de bombas racimo en 2008, y la Santa Sede estuvo entre las primeras naciones que ratificaron y firmaron la convención. La Iglesia ha hecho un llamado a la universalización y completa implementación de la prohibición de las bombas racimo, y ve en eso un ejemplo de que la comunidad internacional puede y debe, así mismo, prohibir las armas nucleares.
Una publicación de la prensa vaticana en 2008 decía: “La Santa Sede considera la Convención sobre municiones de racimo como un paso importante para la protección de la población civil durante y después de conflictos, de los efectos indiscriminados de ese tipo de arma inhumana.”
En una declaración en 2017 llamando al desarme nuclear, el Papa Francisco elogió la prohibición de las bombas racimo, señalándola como un indicativo de que la comunidad internacional puede y debe, así mismo, prohibir las bombas nucleares.
La OTAN ha tomado una posición ambivalente con respecto a la decisión de los EE.UU. de administrar bombas racimo a Ucrania, afirmando que depende de sus aliados individuales tomar decisiones sobre la entrega de armamento. La decisión ha enfrentado las críticas algunos congresistas, quienes argumentan que las bombas racimo son armas indiscriminadas que afectan a la población civil. (Raju Hasmukh con informaciones de CNA)
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