A los progres les encanta el termino «negacionismo». Término utilizado desde hace más de cincuenta años, cada vez que alguien comete la osadía de hacerse preguntas ante la información expuesta por los políticos y medios de comunicación al servicio de la misma causa.
Negacionista por aquí, negacionista por allá… Si no obedeces a sus dictados te conviertes automáticamente en un NEGACIONISTA. Un negacionista debe ser más malo que el tío Camuñas.
Pero de repente son ellos, los que, espumando por la boca y con los ojos inyectados en sangre, niegan la espantosa realidad mostrada en la pelicula «Sound of Freedom», estrenada el 4 de Julio en Estados Unidos, superando a películas más taquilleras en ventas, hasta el punto de convertirse en la número 1.
Sound of Freedom cuenta la vida de Tim Ballard, ex agente de la CIA y de otras agencias gubernamentales, quien renuncia a su trabajo para rescatar a niños, niños muy pequeños, que fueron arrancados de sus hogares y vendidos para ser usados como juguetes sexuales de seres sin alma.
Sound of Freedom no es una película política ni religiosa, no es una superproducción. Es una pelicula que sacude a los adormecidos espectadores en sus asientos. Que clama por el derecho de los niños terriblemente maltratados que acaban siendo vendidos por partes cuando dejan de ser «carne fresca».
Entonces, si la ONU ha estado reconociendo en diferentes informes públicos la magnitud de un tráfico que ya genera más beneficios que el tráfico de armas y está a la par de los beneficios del tráfico de droga, ¿Por qué revistas tan conocidas como Rolling Stone, periódicos como, entre otros, el Washington Post, New York Times, etcétera, alertan a sus lectores del peligro de este modesto filme?
¿Por qué hay tantos personajillos que se encolerizan ante la masiva afluencia de público a los cines? Público que prefirió ver antes Sound of Freedom que la última de Indiana Jones, por ejemplo.
Negando la intención de los protagonistas de la historia de rescate de niños indefensos sometidos a las peores vejaciones, negando la realidad de que son más de dos millones los infantes sometidos a la crueldad de esos cobardes, negando desesperados la magnitud del problema que acarrean los paises ricos por el uso de pornografía y abuso de menores. Negacionistas de una verdad vergonzante para todos los que alguna vez supieron de ésta.
Recordando historías que descubrí durante el tiempo de preparación de la novela Tiempo Muerto, una en concreto se relaciona con los niños y jóvenes victimas de esos chacales.
Contaba un ex trabajador de la multinacional del aborto, Planned Parenthood, que una tarde cuando estaban a punto de cerrar el abortorio, apareció un hombre de mediana edad sujetando por la muñeca a una muchachita que no tenía más de 13 años. Esta niña quedó embarazada, no se sabe si de su captor o de algún cliente. El hombre que contaba la historia sólo era un celador; aclaro esto porque él no tenía acceso a los ordenadores del centro. Cuando se iba a realizar la ficha de ingreso de la niña y habiendo obviamente mentido sobre su edad, la pobre futura mamá susurró su verdadero nombre a la mujer que tomaba los datos de ella, nombre distinto al presentado por la persona que la acompañaba. Habiendo pasado a la sala de consulta, la recepcionista, movida por la curiosidad, buscó los datos de la niña: ¡¡Estaba registrada en el archivo de personas desparecidas!!! Indecisa comentó con el narrador de la historia el caso y decidieron informar a su superior, quien tomó aparte al captor y, tras una breve conversación, el hombre continuó en el centro y la niña fue sometida a otra tortura más: un aborto. Mientras tanto las dos personas que fueron testigos del hecho recibían una cuantiosa suma de dinero a cambio de no dar parte a la policía.
El celador tomó el dinero y se marchó al acabar su turno, pero no se dirigió a su casa sino a la comisaría más próxima. Tardó en reaccionar porque del proxeneta y su víctima ya no quedaba ni rastro, por ello decidió contar la historia en Internet, el remordimiento no le dejó descansar nunca más.
Pero seguro que los mismos que niegan el trafico de niños negarán la estrecha relación entre los traficantes de niños y los eliminadores de éstos. Casualmente el final de todos ellos tras su muerte es similar, la venta de sus órganos al mejor postor. Aún continúa litigando David Daleiden, director del Center for Medical Progress (Centro para el Progreso Médico), por haber mostrado el mundo el lucrativo negocio de la venta de órganos de los fetos abortados en las dependencias de Planned Parenthood. Extrañamente el joven David fue juzgado por exhibir los vídeos en los que, haciéndose pasar por comprador de órganos de nonatos, conseguía declaraciones de diferentes directivos de la plataforma abortista bromeando sobre el coche que se querían comprar con los beneficios de las ventas. Sin embargo ningún representante de dicha multinacional del aborto fue juzgado. Los mismos medios de comunicación que hoy alertan en contra de Sound of Freedom atacaron sin piedad a David Daleiden. ¿Casualidad?.
Durante la semana pasada se han producido muchos «fallos» en algunos de los cines donde se exhibe la pelicula: en varios se rompió el aire acondicionado a la vez, algunos tuvieron la mala suerte de que su página web funcionara mal, otros evacuaron a toda la sala por causas desconocidas, etcétera, etcétera.
¿De que tenéis miedo, negacionistas?
¿Qué os causa tanto espanto, negacionistas?
¿No será acaso que, a base de negar la existencia de Dios, de ofenderle y difamar a los que sí creen, pensabáis que estaba acabado? No me extraña vuestro miedo, debe de ser frustrante pensar que tienes el partido ganado y que de repente el equipo contrario saque fuerzas y remonte.
Para vosotros, negacionistas de la Creación, negacionistas de la belleza, negacionistas de la pureza de los niños, negacionistas del derecho de los vulnerables a ser protegidos, esto ha sido un mazazo, máxime cuando conocéis perfectamente la Justicia Divina, ya que estáis al servicio del enemigo.
Escribí Tiempo Muerto por el mismo motivo que los productores y director de Sound of Freedom: despertar conciencias.
Y créanme que Sound of Freedom sí lo ha conseguido: 5 millones de personas han visto a día de hoy la película. Los espectadores no se limitan sólo a ver la pelicula: la promocionan por todos los medios nada más salir de los cines. Hay una marea imparable de seres humanos valientes que han roto sus cadenas, debe ser que los hijos de la oscuridad se dejaron una puerta abierta. ¿O será la Providencia?
Yo no conseguí el objetivo deseado en poco tiempo, por eso me identifico tanto con el proyecto del film. Me alegra tanto y me siento parte de ello porque trabajamos para lo mismo: defender a los débiles y glorificar al Señor con nuestro trabajo.
Anhelo poder ver pronto en los cines esa preciosa historia de amor y valentia.
Macarena Assiego Jaén.
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