Seré claro y breve, pues, queriendo extenderme lo que debiere, el tiempo me lo impide.
Desde este martes en el Congreso, la Casa de la Palabra de todos los españoles, se puede hablar en cualquier lengua o dialecto de España, incluso modalidades mal habladas de la lengua cervantina como el asturiano o el aragonés, ¿Nos hemos vuelto acaso todos locos?
Eso me preguntaría si no fuera de España del país que hablo, de un país de charanga y pandereta, absurdo, brillante y hambriento, de un país propio del Teatro grotesco donde todo es posible menos vivir.
Así pues, en este país de locura, cualquier lengua goza del mismo prestigio o, incluso, más que el español tan hoy vilmente desprestigiado. Cosa que no es más que otra sibilina concesión a quienes quieren escindirse de España por parte del Partido Socialista a fin de mantenerse en Moncloa. Ley que, con un gobierno en funciones, según el marco legal de nuestro país no debía de poder aprobarse, y que, como tantas otras, se están aprobando por el interés de una selecta y caprichosa minoría.
No con ello quiero aquí, ni mucho menos, renegar del rico patrimonio lingüístico de nuestra Nación. Yo soy el primero que, con la misma pluma que en español, escribo en gallego, pero no por ello debemos de darle a este dialecto el mismo rango. Toda lengua debe así de preservarse y de estudiarse, es más, todo español debería de saber hablar además del español alguna de sus formas dialectales: sea el gallego, el vascón o el catalán, pero no debería, repitiendo de nuevo lo mismo y hasta el hartazgo, tener estas lenguas regionales el mismo valor que la lengua de todos los españoles, lengua que el Artículo Tercero de nuestra Constitución nos brinda el deber de conocer y el derecho a usar, del mismo modo que su segunda y tercera enmienda dan un tratamiento especial y regional al resto de modalidades lingüísticas, así como encarga y ordena su protección.
Volviendo ahora de nuevo al tema que nos aguarda hoy, si el Congreso es la Casa de la Palabra de todos los españoles: gallegos, vascos y catalanes incluidos, por qué se tiene que hablar en otra lengua que no sea la lengua franca que todos ellos tienen el deber de conocer. Eso sí que es exclusión y desigualdad, pues roba la palabra, el máximo hito del hombre, que no es otra cosa que comunicación, a la gran mayoría de españoles solo por un puñado de síes. Y ya no hablemos de los costes económicos que esto mismo va a suponer…
Esta España, hoy cada vez más cainita por aves de rapiña de vientre roto, se está convirtiendo en una nueva Yugoslavia tras Tito, por lo de no cambiar mucho las cosas, hecho que dudo, proclamo aquí señores el principio del fin de la Paz Social y de España, quien navega ciega y firmemente hacia su autodestrucción bajo el timón férreo de los
profesionales del derecho y la política, quienes han maniatado y secuestrado a la voluntad real de todos los españoles tras falsos cismas ideológicos.
Proclamo así aquí señores, muy tristemente, la muerte de España que, sin pan y sin justicia, es incapaz de reconciliarse con el ideal de la Patria. ¡Españoles, España ha muerto!
Juan José Fernández Doctor
COMPARTE:
EMBÁRCATE EN LA LUCHA CONTRARREVOLUCIONARIA: Si quieres defender la cristiandad y la hispanidad, envíanos tus artículos comentando la actualidad de tu país hispano, o colaboraciones sobre la fe católica y la cultura, así como reseñas de libros, artículos de opinión… Ya superamos las 12.000.000 de páginas vistas anualmente en todo el mundo, únete a nuestro equipo de voluntarios y difunde la verdad compartiendo en redes sociales, o remitiendo tus colaboraciones a redaccion@tradicionviva.es . Puedes seguirnos en Telegram: t.me/tradicionviva / Facebook: @editorial.tradicionalista / Twitter: @Tradicion_Viva / Youtube: youtube.com/c/tradicionvivaTv / Suscríbete a nuestro boletín digital gratuito, pulsa aquí.
TE NECESITAMOS: Somos un espacio de análisis lejos de los dogmas de la corrección política; puedes colaborar haciendo una DONACIÓN (pulsando aquí)
Anónimo
22/09/2023 at 10:13
Como le decía don Quijote a Sancho…»Cosas verdes don Sancho que vos han de maravillar…», pues …eso, lo que nos queda por ver.