El paso de una economía de trueque a otra de compra pudo representar una tendencia al reconocimiento del valor y de la función de una abstracción práctica tal como el dinero, no muy alejada de la propia abstracción filosófica. Según Herodoto la aparición del dinero se dio en el s. VIII a.C. en Lidia, la actual Turquía. Ignacio Moncada afirma que el originario trueque arrastraba varios inconvenientes que paralizaban el desarrollo de la economía. Podríamos resumir esos inconvenientes severos del trueque en los siguientes puntos: a) en el trueque se debía dar una “Doble coincidencia de necesidades y disponibilidades entre las personas que intercambiaban” (p. 26), podríamos hablar del predominio de una microeconomía estática frente a otra dinámica, de una vida simple frente a otra compleja. b) El trueque implicaba la sincronía de necesidades en el tiempo. c) La gran dificultad de realizar una divisibilidad de ciertos bienes para reequilibrar el intercambio. d) Resultaría inviable en el tráfico económico más complejo a trocar, por la difícil acomodación equilibrada de diversos precios respecto a los numerosos bienes disponibles. Por otra parte, el crédito sin dinero o trueque diferido generaba dificultades dentro de las aldeas mientras que el trueque estricto predominaba entre tribus distintas. Sin el efecto versátil del medio de pago del dinero no se habría podido generalizar la división compleja del trabajo con sus correspondientes consecuencias de eficacia social y económica; el paso del Neolítico a las sociedades históricas tuvo un factor originario en la aparición del dinero.
El tipo o medio de dinero pudo ser también el grano que resultaría más “elástico” en los supuestos de aumento acelerados de precios por la “facilidad” de aumentar la oferta en el mercado frente al oro o la plata. Siguiendo a Keynes la demanda de dinero dependería de la “incertidumbre percibida” (p. 40) por el agente económico al intentar acumular y mantener reservas monetarias o de otro tipo. Se hace no obstante mención a los “monetaristas” que someterían, de una forma casi estricta, el fluctuar de los precios “solo en función de la oferta del dinero” ya que tenderían a creer que la demanda apenas cambia de forma efectiva . En realidad si se da una generalizada tendencia a “aumentar los saldos de tesorería” con menos dinero circulante (p. 42) los precios se acomodarían a la baja, pero si cayese la demanda monetaria con aumento del gasto también se generarían procesos de inflación (p. 42). Y si la producción de bienes y servicios disminuyese junto con la demanda de dinero ese “shock” de oferta, “a igualdad de todo lo demás, desataría inflación”. En el pensamiento económico se debate si el dinero es fruto de una evolución “natural”, tesis defendida por C. Menger, o por el contrario, es una creación impulsada y garantizada por el Estado imponiendo el pago de tributos, planteamiento defendido por G. Knapp o Keynes.
Se mencionan algunos episodios de historia económica llamativos, por ejemplo el que protagonizó el emperador Diocleciano con el envilecimiento de la moneda junto con el Edicto de Precios máximos que tuvo consecuencias desastrosas como la escasez de bienes y el crecimiento del mercado negro y la consiguiente fractura fiscal (p. 115). Se hace referencia a la creación de los primeros bancos públicos, con peor o mejor resultado, como alianza entre banqueros y gobernantes, tales como la Taula de Canvi de Barcelona o el más eficaz Banco di Rialto en Venecia creado en 1587. Ignacio Moncada, ingeniero y economista, estudia también, como en 1960, “los dólares en el exterior ya superaban las reservas de oro del Tesoro “de USA, por ello en 1965 el General de Gaulle, “comenzó a exigir a Estados Unidos el pago de sus dólares en lingotes de oro. Un año después, el 70% de las reservas de Francia ya eran de oro” (p. 273). Pero este intento de independizar la médula de la seguridad del pago y del intercambio, atenazada por la política de los bancos centrales nacionalizados por los políticos, con sus destacables ventajas técnicas, también trajo consigo la no intervención del precio del oro, apareciendo entonces dos precios el político inducido y el del libre mercado.
LA ODISEA DEL DINERO. Ignacio Moncada. Gaveta ediciones, Santa Cruz de Tenerife, 2023
LUIS FERNANDO TORRES VICENTE. ZARAGOZA CIUDAD INMORTAL, CAPITAL DEL VIEJO REINO.
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